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Alberto Míguez

La rana que quiso ser buey

A estos americanos, no se les puede dejar solos. Menos mal que la nueva diplomacia española, prodigio de flexibilidad, imaginación y competencia está siempre presta para echarles una mano

No hay día sin obviedades, declaración sin simplezas y tópicos en los trópicos.
 
Tras salir a gorrazos del Congreso de los Diputados aunque eso sí, confirmado por ZP en su puesto, Miguel Ángel Moratinos, quiso quitarse las amarguras domésticas viajando con un público favorable –periodistas afines, masajistas y pelotas hasta el horizonte– por Oriente Medio convencido de que todavía guardan en aquellas tierras un recuerdo inolvidable de sus gestiones como representante de la UE: nada con sifón, una pizca de hielo y una ofrenda floral en la Mukata.
 
Además de predicar la "reconciliación y el diálogo entre israelíes y palestinos", proposición originalísima que a nadie se le había ocurrido en los últimos veinte años, abordó el ministro español con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, uno de sus asuntos preferidos, perla de la panoplia ideológica de su jefe, la "alianza de civilizaciones".
 
La cosa está muy clara, dijo Curro a Hosni: cristianos, judios y musulmanes tienen que portarse bien, no atropellarse ni agredirse, rezar juntos si necesario fuese, ser felices y comer perdices. He aquí el programa de futuro que España y su nuevo líder defienden urbi et orbi. Eso sí, ni terrorismo, ni armas de destrucción masiva, ni intifada, ni Tsahal disparando en los campos palestinos, ni Hamas haciendo estallar bombas en autobuses escolares, ni chicos apedreando a los tanques, ni muros ni túneles para pasar armas. Todos aliados: Hamas, Hezbollah, los ortodoxos judíos, los hermanos musulmanes, la yihad islamica y el Likud: reconciliados gracias a la buena nueva lanzada en la ONU por el gran pensador político de la modernidad, Rodríguez Zapatero, cuyos discursos completos están siendo recopilados por eruditos y escribas en la Biblioteca de Alejandría.
 
Como los europeos no se enteran –y qué decir de los americanos– desde El Cairo Moratinos viajará a Sofía para explicarles a los representantes de la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa) la armonía de las civilizaciones según la filosofía de la historia elaborada por los consejeros de Miguel Sebastián en las torres de la Moncloa.
Y volverá después, sonriente y prepotente al Palacio de Santa Cruz para resolver el tema de Cuba, Irak, Corea del Norte, Irán y los Grandes Lagos, el Sahara y el futuro de los orangutanes en Borneo.
 
A estos americanos, no se les puede dejar solos. Menos mal que la nueva diplomacia española, prodigio de flexibilidad, imaginación y competencia está siempre presta para echarles una mano. "Condi" Rice está encantada con esta colaboración espontánea e inesperada. Desde que leyó la tesis de la alianza de civilizaciones es otra mujer. En el Departamento de Estado hay un verdadero zafarrancho intelectual desde que Moratinos relanzó la idea en El Cairo hace unas horas. Y es que este hombre, no para.

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