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Guillermo Rodríguez

Por pedir que no quede

La primera petición, por afectar a miles de personas, es que los proveedores de acceso lleven a cabo un recorte serio y contundente de las tarifas que aplican mensualmente a todos los internautas por navegar.

El final de un año y el comienzo de otro es época propicia para elaborar la lista de deseos que, generalmente, nunca se cumplen: dejar de fumar, ir al gimnasio o dedicar más tiempo a la familia son algunos de los más recurrentes y, por ende, más quebrantados. Pero durante los primeros días de enero hay que centrarse en sólo una cosa: redactar la carta de los Reyes Magos. Uno, que renuncia a la admitir la dura realidad, sigue escribiendo, año tras año, su particular inventario de lo que quiere recibir desde Oriente. Por pedir que no quede.
 
Lo más lamentable de la lista de 2005 es que difiere bien poco de la del año pasado. La primera petición, por afectar a miles de personas, es que los proveedores de acceso lleven a cabo un recorte serio y contundente de las tarifas que aplican mensualmente a todos los internautas por navegar. Si nos compramos con el resto de países europeos, los españoles somos los que más dinero debemos desembolsar por el peor de los servicios. Uno no es tan iluso de pedir que nos equiparemos a Japón: allí, disponer de una conexión a 8 Mbps cuesta 35 euros al mes; una de 50 Mbps 45 Euros al mes, mientras que la de 120 Mbps asciende a 60 euros mensuales. Basta con imitar el ejemplo francés, donde deben pagare 19,90 euros por un ADSL de 1 MB o 24,9 euros por 2 MB de velocidad.
 
En segundo lugar, pediría que todas las personas en general y los internautas en particular no tengan tanto miedo a comprar en la Red. El comercio electrónico ni muerde, ni da calambre ni, mucho menos, es el camino más corto para ser timado, robado o engañado. Es una fórmula más, incluso mejor, para adquirir bienes y servicios.
 
En la carta también se escribe que, por favor, los autoridades de este país se tomen un poco en serio el reto de fomentar la Sociedad de la Información. Y fomentar, ojo, no es lo mismo que tocar campanas que suenan mucho, e incluso molestan, pero cuyas consecuencias son imperceptibles. Campanadas fueron el Plan Info XXI o el España.es. Campanada es el Todos en Internet. Menos planes y más decisión. No es capricho: es subirse al vagón del desarrollo cuando corresponde.
 
Por último solicitaría a los medios de comunicación, sobre todo a los responsables de las cadenas televisivas, que dejen de referirse a Internet sólo cuando se descubren casos de pederastia, estafas, contagios masivos por virus o suicidios colectivos. Eso es, a fin de cuentas, manipular, engañar y ejercer un partidismo poco ético. E irresponsable.
 
Una posdata: puestos a pedir deseos, que laSGAE, laRIAAy laMPAAdesaparezcan. O siendo un poco más benévolo, que los dinosaurios que dirigen su rumbo sean sustituidos por personas que conozcan la realidad en la que viven. Es sólo un deseo. La realidad será bien diferente. Porque cuando despierte los dinosaurios seguirán ahí.

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