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La vergüenza de Zapatero

ZP ha vuelto a equivocarse otra vez. Lleva un año que no acierta: se equivocó de cabo a rabo con su apoyo sin fisuras a Kerry y se has vuelto a equivocar ahora pensando que las condiciones de seguridad de Irak deslegitimaban estas elecciones

Para ser, como él se cree, un buen demócrata, Zapatero cree poco en la democracia. Al menos nunca ha creído en la posibilidad de un Irak democrático y mucho menos que ese escenario pudiera ser el resultado de la intervención armada y la constancia de las fuerzas de la coalición, empezando por las americanas, y su presencia en Irak.
 
El ejecutivo socialista había dado para la celebración de estas elecciones 20 millones de euros, pero como su objetivo no era en realidad ayudar al pueblo iraquí, sino ayudarse a sí mismo frente a los Estados Unidos, vamos, que era el pago en especie para una mejor relación con Washington, Zapatero nunca ha explicado en detalle esta aportación dineraria. Posiblemente creyera que no servía para nada.
 
Si ZP hubiese considerado posible que la democracia en Irak acabara implantándose, no habría propuesto su visión de una Alianza de Civilizaciones para combatir el terrorismo, como hizo ante la asamblea general de la ONU, el único sitio donde todos son iguales, listos y tontos, demócratas y dictadores, honestos y corruptos, a los ojos de la comunidad internacional. Su idea de que hay que entenderse con el otro, con tu enemigo, parte de la base de que cambiarlo o es imposible o es indeseable y que hay que aceptar la naturaleza del régimen –y sus barbaries– del otro. ZP hubiera preferido a Sadam, un hombre “fuerte” con el que poder entenderse, como prefiere a Castro u Chávez, a implicarse o apoyar un cambio de régimen. Para él lo importante, no lo olvidemos, es mantener abierto el diálogo, aunque no se hable de nada.
 
Pero ZP ha vuelto a equivocarse otra vez. Lleva un año que no acierta: se equivocó de cabo a rabo con su apoyo sin fisuras a Kerry y se has vuelto a equivocar ahora pensando que las condiciones de seguridad de Irak deslegitimaban estas elecciones. Sin embargo, tanto el pueblo americano como los iraquíes pensaban distinto y ellos, en última instancia, son los que cuentan. Y mucho.
 
Con las elecciones de ayer, es verdad, no se ha implantado la democracia, pero han sido un gran salto en la dirección correcta. La Televisión española pública se resistía ayer, como ya ocurriera con los datos del 2 de noviembre, a aceptar lo que realmente estaba pasando, una altísima participación a lo largo y ancho del país. Y se negará a aceptar dos cosas también muy importantes: que estas elecciones no se acaban aquí, sino que darán un vuelco en pos de la libertad en todo Oriente Medio; y que el gobierno actual sólo podrá vanagloriarse de haber hecho todo lo posible porque no tuvieran lugar y, aún peor, de preferir un destino de opresión para el pueblo iraquí. Afortunadamente para los iraquíes, todavía hay gobiernos y pueblos, como el americano, dispuesto a derramar su sangre generosamente por el bienestar y la prosperidad en libertad de otros.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos

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