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Carlos Semprún Maura

Centralismo democrático

La verdad es que el “sí” está claramente apoyado por los medios, que presentan a los partidarios del “no”, como locos peligrosos cuando no fachas irredentos. Pero, sin embargo, el “no” sigue aumentando en los sondeos

El pasado Viernes 11 de Marzo, me entró una profunda morriña, saudade, depre, y sobre todo un inmenso cabreo, y les voy a explicar por qué: casi todos los medios recordaban los tremendos atentados de hace un año en Madrid, informando sobre las ceremonias oficiales en la capital y derrochando una repelente propaganda muniquesa. Pero la que se llevó el premio Goebbels de la desinformación fue la cadena franco alemana ARTE, retransmitiendo durante hora imágenes y comentarios de manifestaciones y declaraciones de sociatas acusando al PP y a José María Aznar de ser los culpables de esos atentados. Así se escribe la Historia, y así se ganan elecciones...
 
La reacción del PS y de los Verdes, intentando amordazar a los partidarios del “no” a la Constitución europea en sus filas me recuerda el famoso “centralismo democrático” comunista; esa férrea ley según la cual la minoría del partido, aún teniendo derecho de existir, se debía, so pena de muerte, de obedecer a las decisiones de la mayoría, la cual obedecía al Comité Central, que, a su vez, obedecía al secretario general. Para que funcionara una tal “democracia interna”, era necesario un alto grado de fanatismo y una mentalidad de monje-soldado, con disciplina militar. Evidentemente, el papanatas de François Hollande es incapaz de imponer semejante disciplina a sus militantes, como tampoco el fantasmal responsable nacional de los Verdes, bien conocido en su casa a la hora de almorzar, pero del que nadie, ni yo, recuerda siquiera el nombre. Con el pretexto de que el “sí” ha ganado en consultas internas en ambos partidos, quieren imponer más que el silencio, el apoyo al “sí” a los partidarios del “no” con amenazas a la expulsión que no surtirán efecto porque, ¿cómo diablos van a expulsar a más del 40 por ciento de sus socios? ¿O a personalidades como Laurent Fabius? La verdad es que el “sí” está claramente apoyado por los medios, que presentan a los partidarios del “no”, como locos peligrosos cuando no fachas irredentos. Pero, sin embargo, el “no” sigue aumentando en los sondeos. En el último publicado estos días, las intenciones de voto se sitúan así: 56% de “síes” y 44% de “noes”. Y la abstención sigue dominando. El lío padre que se está armando en torno a la “directiva Bolkenstein” es muy significativo de cómo cada cual quiere arrimar Europa a su sardina. La libre circulación de personas, mercancías, servicios, etcétera en el espacio de la UE ya figuraba en el Tratado de Roma de 1957. Y la Comisión europea, como acaba de reafirmarlo su presidente Durao Barroso, sólo plantea que se aplique al fin ese “principio fundador”. A mí ese principio de libre circulación y librecambio no me parece nada malo, aunque pueda ser necesario adaptarlo en ciertos casos concretos, pues, en Francia, partidarios del “sí”, como del no”, desde el Presidente Chirac, al soberanista Philippe de Villiers, en nombre de los intereses superiores de la Nación. Como siempre se miente mucho en torno a esta directiva y a sus supuestos peligros, pero una cosa se demuestra de nuevo: Francia acepta Europa a condición de dominarla. Mientras tanto, la marabunta anti Bolkenstein refuerza el campo de los “no”.

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