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Fundación Heritage

La última batalla de la generación baby boom

Si la generación baby boom se divide en este tema, entonces la causa pro vida no será viable hasta por lo menos la década de los 30 del presente siglo

Jay Bryant

Hablando de políticas sobre moralidad y emocionalidad, el próximo cuarto de siglo será como el anterior, con la eutanasia como el tema principal que divida a América.
 
Si eso sucede, se demostrará una vez más, quizá el último caso, la centralidad del grupo baby boom en nuestra vida nacional durante su notable ciclo de existencia
 
Revisemos sólo un par de puntos para ilustrar cómo casi todo ha sido sobre esa generación desde aproximadamente 9 meses después del fin de la Segunda Guerra Mundial
 
Punto 1: Cuando eran adolescentes, se inventó la píldora anticonceptiva; ahora que van a cumplir los 50, se inventa la Viagra.
 
Punto 2: En sus días de protesta, usando el argumento que un hombre lo suficientemente mayor para pelear en Vietnam debería serlo para comprar cerveza, los baby boom presionaron con éxito a sus legisladores estatales para bajar la edad legal para consumir alcohol de 21 a 18 años; después de la guerra, con sus propios hijos ahora llegando a la adolescencia (y las muertes por accidentes en carretera aumentando) los más comprometidos padres baby boom lograron que volvieran a subirla otra vez.
 
No se ha alcanzado a comprender lo suficientemente bien que el aborto es un tema baby boom. En los 70, grandes cantidades de mujeres fecundas y sexualmente liberadas moldearon la agenda feminista, cuya piedra angular era el derecho al aborto de embarazos no deseados. Sus esposos y novios tenían su propia agenda tradicional y aunque moralmente dudosa no vieron ninguna razón para oponerse; así que el tema se convirtió en política pública.
 
Ahora la oleada está avanzando en contra de las fuerzas pro abortistas. ¿Por qué? Porque la mayoría de mujeres de esa generación han pasado la menopausia, y mientras aún creen en los argumentos ideológicos moldeados para apoyar su posición, la urgencia del tema se ha desvanecido, así como la fuerza y resistencia para dedicarse a acciones políticas que incluyan organizar manifestaciones caminando todo el día bajo el duro sol de Washington.
 
La ciencia médica también ha jugado un papel importante: La viabilidad de supervivencia de un feto es cada vez más mayor, con menos semanas y menos peso. Hasta si uno quiere discutir el punto, ahora es casi imposible argumentar que el aborto en el estadio más temprano sea puro protoplasma y no un ser humano.
 
No espere una victoria que satisfaga al Vaticano a corto plazo, pero una oleada creciente de leyes y decisiones antiaborto será lo que veamos en los próximos 10 años, para esa época hasta los baby boom más jóvenes tendrán 57 años. Las mismas fuerzas demográficas y científicas que están detrás de la estrella menguante del aborto como tema político del día harán que sea mas bien la eutanasia el tema que ocupe el centro de la atención pública.
 
Los más mayores cumplirán 60 el próximo año y no obstante el caso de Terri Schiavo, la eutanasia es un tema sobre los mayores. Mientras se acaban las esperanzas para salvar la vida de Schiavo, las preguntas sobre la política pública que su caso ha levantado siguen vivas. Aquellos que creen que se ha cometido una terrible injusticia deben dedicar sus esfuerzos a la pelea política a largo plazo. Si tienen éxito, sabrán que Terri no murió en vano después de todo.
 
La gente ha sufrido muertes horrendas antes y ahora. Algunos han muerto por causas nobles. Los más de 1.500 americanos que han dado su vida en la guerra de Irak, por ejemplo, han ayudado a extender el alcance geográfico de la libertad, una causa muy valiosa en verdad.
 
Aquellos que ven la muerte de Terri Schiavo moralmente repulsiva están empezando a defender otra gran causa. Pero la victoria no será fácil y no llegará pronto. Las fuerzas de la muerte son enormemente poderosas y constan de los sospechosos habituales, los progres, pero también cuentan con otros apoyos sorprendentes. El espacio no me permite hacer un análisis serio de los motivos de aquellos que adoptan una posición progresista en lo que podríamos llamar la decisión sobre la muerte, pero he oído a curas conservadores decir que matar de hambre a Terri Schiavo es justificable porque va a ir a “un lugar mucho mejor” como si creer en el cristianismo justificase el asesinato de los salvados.
 
Igualmente, he oído a progresistas afirmar que la Constitución no le da el derecho al gobierno federal de meterse en este tema, como si eso justificase la continuación de una aberración moral; la Constitución, recuerde usted, aceptaba la esclavitud. El hecho que ideas engañosas como estas sean propuestas, nos habla de la complejidad a la que nos enfrentamos.
 
Además, muchísimos americanos aun no tienen opiniones muy sólidas sobre el tema y será muy importante ver cómo las adquieren. En particular, no está muy claro qué posición adoptará la generación baby boom. En 1979, su propio interés egoísta en el aborto era comprensible; hoy con la confusión de temas complejos que rodean la decisión sobre la muerte, es mucho más nebuloso. Si la generación baby boom se divide en este tema, entonces la causa pro vida no será viable hasta por lo menos la década de los 30 del presente siglo. Por supuesto, no podemos obviar de la ecuación a la ciencia médica: Si diese a la generación baby boom un beneficio más en forma de un salto cualitativo en la esperanza de vida... eso prolongaría, exacerbaría y complicaría la batalla.
 
Pero sea cual sea su duración, está claro que estamos a las puertas de otro debate nacional. Será sobre la vida y la muerte y será también, estoy seguro, el último gran tema de la generación baby boom.
 
©2005 Jay Bryant
 
©2005 Traducción por Miryam Lindberg
 
Jay Bryant es un famoso experto en Medios de Comunicación. Publica artículos de opinión tres veces por semana en The Optimate; artículos que son fielmente seguidos en la Casa Blanca y el Capitolio.
 
Libertad Digitalagradece a la Fundación Heritage y al señor Bryant el permiso para publicar este artículo.

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