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Carlos Semprún Maura

El espíritu de Munich

me llamó la atención que se repita –muy minoritariamente, no nos hagamos ilusiones– el ejemplo de Zapatero, como nuevo Petain, claudicante y colaborador, ofreciendo la “Alianza de civilizaciones” al nazismo como Zapatero al islam terrorista

Ante la nueva ofensiva del terrorismo islámico en el Reino Unido, en Egipto y en otros lugares, la opinión pública, los medios y la clase política reaccionan como siempre: con cobardía y espíritu muniqués cargado la culpa de todo a los Estados Unidos y a sus aliados. Ya sea Inglaterra o Israel, Dinamarca o Egipto. Porque después de los atentados de Sharm el Sheij, que han matado a más de noventa personas, nos hemos enterado por la prensa gala que Egipto es un firme aliado de los americanos. En el editorial de Gerard Dupuy en Liberation se asegura que el trágico error de Scotland Yard matando a un brasileño que, por lo visto, no tenía nada que ver con el terrorismo, así como la brutalidad de la policía egipcia tras el atentado de Taba constituyen peores remedios que la enfermedad, que nutren y justifican el terrorismo. O sea, implícita pero claramente, se nos dice que para luchar contra el terror lo mejor es no hacer nada. Opinión ampliamente compartida aquí.
 
Tras la condena diplomática y ritual del terrorismo y los mensajes de pésame a los pueblos británico y egipcio, las autoridades francesas mantienen la misma postura hipócrita y embustera, puesto que la guerra de Irak es la que ha desencadenado todo. Puesto que Francia ha condenado dicha guerra y apoyado (inútilmente) a Sadam Hussein está a salvo del peligro terrorista, y si no totalmente, mucho más que los aliados de Estados Unidos. Resulta, sin embargo, que Egipto no ha enviado tropas a Irak (envió un embajador y lo decapitaron). Formó parte de la coalición en el primer acto de la guerra del golfo, pero Francia también. Por si esto fuera poco, en un reciente mensaje de Al-Qaeda, la banda amenaza a toda Europa con represalias y se la acusa de sangrientas agresiones imperialistas contra el mundo musulmán, particularmente en Irak, sí, pero también en Afganistán y Palestina. Francia curiosamente participa de la “agresión” imperialista en Afganistán aunque bien es cierto que apoya política, mediática y militarmente a los palestinos desde hace decenios. Pero no ha roto sus relaciones con Israel y, para colmo de la provocación, va a recibir a Sharon en visita oficial estos días. O sea, que la duda comienza a instalarse.
 
¿Estará Francia realmente a salvo del terrorismo? Mucho antes de la guerra de Irak ya sufrió atentados por parte de terroristas iraníes, argelinos y de los grupos de mercenarios del “subcomandante Carlos”. Como en el país de los ciegos los tuertos reinan ese casi apuntaba antes va creciendo y comienzan a leerse y oírse comentarios de quienes temen que Francia no esté a salvo, que el islam radical ha declarado una guerra total a Occidente  y que hay que defenderse. En este sentido me llamó la atención que se repita –muy minoritariamente, no nos hagamos ilusiones– el ejemplo de Zapatero, como nuevo Petain, claudicante y colaborador, ofreciendo la “Alianza de civilizaciones” al nazismo como Zapatero al islam terrorista.
 
Egipto es una potencia árabe pero no tiene un régimen totalmente islámico como el talibán, como Arabia Saudita o Pakistán, pongamos. Egipto apoya la “insurgencia” islámica pero fuera de sus fronteras y no tolera desórdenes y, menos aún, atentados en su suelo. Lo cual implica dos cosas, ¿cómo aliarse con unos países que subvencionan a terroristas y luchan contra otros, todos ellos islámicos? No es inútil señalar, asimismo, que tanto en Egipto como en Indonesia los atentados van esencialmente dirigidos contra intereses y ciudadanos occidentales, y muy concretamente contra el turismo, porque el turismo simboliza la decadencia absoluta y la inmoralidad anticoránica de nuestro podrido occidente.  

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