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Emilio J. González

El banco del billón

Y para cifras de mareo, una más que expuso Botín durante la presentación de resultados: el banco gestiona recursos de clientes por un total de 961.953 millones de euros, una cifra superior al PIB español.

Si hace unos años alguien hubiera dicho que en 2005 una sociedad española alcanzaría los 6.000 millones de euros –un billón de las antiguas pesetas– nadie lo hubiera creído. Cifra tan elevada de ganancias parece propia solo de las grandes corporaciones estadounidenses o japonesas, o de alguna, no muchas, europea, pero no de una compañía que cotiza en la Bolsa española. El Banco Santander, sin embargo, ha roto esos esquemas y se ha convertido en el primero en conseguirlo, en llegar a esa meta a priori inalcanzable, en convertirse en el banco del billón de pesetas, gracias a la estrategia desplegada a lo largo de los últimos veinte años para convertirse en un banco global.

La entidad que preside Emilio Botín ganó en 2005 ni más ni menos que 6.220 millones de euros, el 72,5% más que el año anterior, un resultado que se quedaría en 5.212 millones si se descuentan los mil millones de plusvalías procedentes de la venta de las participaciones en Auna, Unión Fenosa y el Royal Bank of Scotland. Y para cifras de mareo, una más que expuso Botín durante la presentación de resultados: el banco gestiona recursos de clientes por un total de 961.953 millones de euros, una cifra superior al PIB español.

Si las cifras son importantes, más lo es aún la forma en que se ha llegado a ellos a lo largo del tiempo, porque dicen mucho acerca de por dónde van a venir los próximos movimientos del Santander. Hace veinte años, aproximadamente, Botín se planteó convertir al Banco Santander en un competidor de peso y de referencia a escala internacional, lo que, teniendo en cuenta el tamaño que tenían entonces los bancos en España, era poco menos que un sueño inalcanzable. Pero Botín, que aprendió mucho de la forma de hace banca de los británicos gracias a su larga asociación con el Royal Bank of Scotland, concluida el pasado ejercicio, supo trazar la estrategia adecuada. A finales de la década de los ochenta del siglo XX, rompió el status quo bancario con la introducción de productos novedosos en el mercado español, como la supercuenta, de inspiración claramente británica. Sin embargo, hacía falta algo más: crecer en tamaño en el mercado nacional para ganar peso específico a nivel internacional. Parte de ese engorde procedió de la cuota de mercado que arañó a sus rivales, pero parte también vino del proceso de reordenación bancaria que tuvo lugar la década pasada, promovido en parte por el propio Botín al colocar con su estrategia a otras entidades en una situación difícil que las obligó a buscar la fusión como única salida. De ese proceso salieron la fusión del Central y el Hispano, primero, de este con el Santander, después, así como la creación del BBVA a partir de los Bancos de Bilbao y de Vizcaya, a los que posteriormente se agregó Argentaria. Además, Botín supo preparar adecuadamente la oferta para hacerse con el Banesto intervenido por el Banco de España para evitar la quiebra a la que le había llevado Mario Conde.

La estrategia de banco global pasó también por el desembarco en Latinoamérica cuando nadie apostaba por la región, después de la crisis de la deuda de principios de los 80. Pero el Santander, como el BBVA, le echó valor y desembarcó en Brasil, Chile, México y Argentina, lo que contribuyó de forma decisiva a hacer del Santander un banco global, como hoy se percibe en la importante aportación de Latinoamérica a los resultados. Todo ello sentó las bases para la entrada en Italia y, sobre todo, para la adquisición, hace año y medio, del británico Abbey, que ya realiza aportaciones importantes a los beneficios del Santander.

Sin embargo, las cosas no concluyen ahí. La reciente eliminación de las comisiones a los clientes del Santander responde a la forma británica de hacer banca de Botín, lo que le ha llevado a querer resolver, de esta forma y de manera drástica, la ingente cantidad de reclamaciones presentadas por los clientes ante el Servicio de Reclamaciones del Banco de España. Mientras tanto, sigue en su empeño de banco global, una apuesta que realizan también otras entidades internacionales como UBS, Credit Suisse First Boston o Morgan Stanley. Por ello, sigue a la búsqueda de oportunidades globales y aunque por ahora parece que no tiene nada en el punto de mira, la oportunidad puede surgir en cualquier momento, en cualquier país y en cualquier rama de negocio porque un banco global no le hace ascos a nada. Esa es la sensación que dejó Botín tras su intervención en la presentación de resultados. Y es que el banco del billón aspira todavía a más.

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