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Ignacio Cosidó

Mentiras sin tregua

Ahora el Gobierno pretende contarnos una nueva mentira. Se trata de permitir a ETA concurrir a las próximas elecciones municipales haciéndonos creer al mismo tiempo que hizo todo lo posible por evitarlo

Mirado en perspectiva todo ha sido una gran mentira. ETA logró engañar a Zapatero con su mentira asesina y el Gobierno ha intentado engañar a todos los españoles haciendo suyas las mentiras de los terroristas. La negociación con ETA se ha convertido así en un gran campo minado de mentiras cuyos únicos hechos ciertos han sido los tres nuevos asesinatos que sumar a una insoportablemente larga lista de victimas, las cartas de extorsión que jamás han cesado y los cientos de cajeros, autobuses y edificios quemados durante todo este tiempo en las calles del País Vasco y Navarra.
 
El proceso de negociación con los terroristas ha sido una gran mentira de principio a fin. Comenzó con la negación reiterada por el Gobierno de unas negociaciones secretas con los terroristas que desembocaron en un falso alto el fuego y finaliza con una “suspensión” de todo contacto o forma de dialogo por parte del presidente del Gobierno que se ha convertido en otra inmensa mentira porque la negociación continúa de forma secreta. Entre medias, las mentiras se han sucedido sin tregua.
 
En los meses previos al comunicado de ETA en el que decretaba un supuesto alto el fuego indefinido denuncié en reiteradas ocasiones la existencia de negociaciones secretas entre el Gobierno y los terroristas. Lo hice tanto en artículos publicados en estas mismas páginas como en comparecencias parlamentarias ante altos cargos del Gobierno. Esas afirmaciones no sólo eran negadas despreciativamente, sino que recibí duras descalificaciones por denunciar hechos que luego se demostraron ciertos.
 
La resolución del Congreso de los Diputados ofreciendo a ETA una negociación si mostraba su voluntad de abandonar la actividad terrorista fue otro gran engaño a todos los españoles. En todo este proceso ha sido Rodriguez Zapatero el que ha implorado a ETA un acuerdo y no los terroristas los que hayan dado la más mínima muestra de su voluntad de abandonar su acción criminal. El propio alto el fuego de ETA no fue una decisión unilateral motivada por el deseo de los tersitas de abandonar las armas sino el resultado de un acuerdo previo por el que el Gobierno se comprometía a una serie de contrapartidas políticas a cambio de esa falsa tregua por parte de los terroristas.
 
El posterior proceso de verificación de ese alto el fuego fue otra gran falsedad. En realidad esa supuesta verificación se convirtió más bien en un proceso de falsificación por parte de ese maestro de la manipulación que es el actual ministro del Interior,  Alfredo Pérez Rubalcaba, para ocultar a la sociedad española las cientos de cartas de extorsión emitidas por ETA en ese período, los centenares de actos de terrorismo callejero que han salpicado las calles del País Vasco y Navarra y las reiteradas amenazas y chantajes emitidos por ETA en cada uno de los comunicados y declaraciones emitidas desde entonces.
 
Es una gran mentira que el Gobierno no haya pagado a ETA precio político alguno por su falsa tregua. Los pagos han sido numerosos y muy importantes, desde consentir la presencia de los pro-etarras en el Parlamento Vasco hasta excarcelar anticipadamente a un asesino sanguinario como De Juana Chaos, pasando por reconocer a una organización terrorista como Batasuna como una interlocutor político necesario, llevar el denominado “conflicto vasco” al Parlamento Europeo u otorgar impunidad judicial a un supuesto “hombre de paz” como Otegui. Pero en realidad la lista de concesiones y cesiones podría ser mucho más larga, incluyendo la negociación sobre la auodeterminación del País Vasco o la anexión de Navarra.
 
Ahora el Gobierno pretende contarnos una nueva mentira. Se trata de permitir a ETA concurrir a las próximas elecciones municipales haciéndonos creer al mismo tiempo que hizo todo lo posible por evitarlo. Es una cuestión trascendente porque volver a ocupar las instituciones del País Vaco y Navarra ha sido un objetivo prioritario de ETA desde que la Ley de Partidos excluyó definitivamente a los terroristas del juego democrático y de la importante fuente de financiación que esa participación suponía para sus acciones criminales.
 
Esta sucesión de mentiras sin tregua ha sido para mí el efecto más perverso del proceso de negociación con los terroristas. En este proceso Rodriguez Zapatero no sólo ha hecho concesiones inaceptables a los asesinos, sino que lo ha hecho ocultándolo de forma sistemática a los españoles a quienes representa. Queda sin embargo una última mentira con la que culminar el proceso. Cuando todo fracase no sólo la culpa será del Partido Popular por haberse opuesto al mismo, sino que el propio proceso habrá sido en realidad una invención del PP para atacar al Gobierno.        
    

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