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Isabel Durán

Fin de la farsa

Zapatero se encuentra atrapado entre sus propias mentiras y negaciones de una artera política a la espera de las nuevas publicaciones de los terroristas a quienes se entregó para intentar perpetuarse en el poder.

Zapatero tiene un miedo cerval no sólo a las bombas de ETA sino a que los terroristas le desenmascaren. Por eso, balbuceante ante Iñaki Gabilondo, dijo mucho más de lo que pareció entre la farfolla política anti-PP. Confirmó su aval a las citas de Jesús Eguiguren con Arnaldo Otegi en pleno Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo. Unos encuentros que comenzaron en 1999 como "mera toma de temperatura" y que han sido negados una y mil veces por el PSOE y el Gobierno, para que finalmente el mismísimo presunto presidente de todos los españoles admitiera su existencia con la boca pequeña en Cuatro con una lacónica expresión: "Esa es una expectativa. Hay más."

La auto-delación de Zapatero no es baladí. Confirma de su propia voz lo que publicó el diario Gara antes de las elecciones municipales. Es decir, que mientras el PSOE de Zapatero alcanzaba en 2002 un "compromiso de partida que define el conflicto como político", ETA asesinaba a los socialistas Juan Priede y Joseba Pagaza por mantener exactamente lo contrario. Los contactos "de periodicidad semestral" llegaron a 25. Entretanto han muerto un total de 27 personas. ¿Y eso no es traición?

En su entrevista en la cadena de Polanco, realizada tras suspender su cita con la televisión pública el día de la ruptura de la tregua, aún hubo más auto-imputaciones. Las más relevantes asomaron cuando el entrevistador le sacó a relucir "el resbalón" presidencial anunciando la sustancial mejoría para el año 2007 y el posterior bombazo de la T-4. Es entonces cuando se produjo el destape.

Y es que Zapatero no negó que se rompiera la negociación, hablo de "esperanza mínima, prácticamente inexistente". Lo que significa que "el proceso" continuó y, me atrevo a decir que incluso continúa abierto por su parte. Así lo corroboró el presidente al argumentar en su respuesta que "procesos" como el de Irlanda continuaron a pesar de la existencia de violencia. Es decir, que todo depende de la intensidad de la violencia de ETA a partir de ahora. El de Zapatero es un mensaje que, de nuevo, resulta milimétricamente idéntico al de Batasuna-ETA.

Todo comenzó públicamente con un "¿Esto lo sabe el Fiscal General?" y continuó con la denominación de "Guantánamo electoral" a la ni tan siquiera aplicación de Ley de Partidos por quien debería perseguir a los terroristas. Zapatero se encuentra atrapado entre sus propias mentiras y negaciones de una artera política a la espera de las nuevas publicaciones de los terroristas a quienes se entregó para intentar perpetuarse en el poder.

El jefe del Ejecutivo teme la exhibición pública de sus "compromisos adquiridos" con ETA. Informaciones que "no existen", "mentirosas", "calumniosas", "infames", "falsas" y "manipuladas" por "quienes quieren que ETA siga matando" se convierten en oficiales antes de que se cumpla la semana de ruptura del alto el fuego en una edulcorada versión publicada en El País.

Fin de la farsa. La novedad: el miedo del PNV.

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