Hace unas semanas, Mariano Rajoy, que en este día del Libro opta por recomendar a Verne, confesó que le habían regalado una obra de Manuel Chaves Nogales por su cumpleaños. "Manuel Chaves, el bueno", creyó conveniente aclarar Rajoy justo en los días en que más álgida estaba la polémica con el tocayo del escritor, el vicepresidente tercero. Pero Chaves Nogales, que dedicó a la Guerra Civil una de sus obras más célebres, no sólo gusta entre los políticos de la derecha. Dicen que Rubalcaba y Eduardo Madina, entre otros, ya contaron en su día que estaba entre sus lecturas.
Considerado uno de los mejores periodistas españoles de la historia, Chaves Nogales, nacido en Sevilla en 1897, escribió sus reportajes más conocidos en las décadas de los años 20 y 30. Azañista convencido, fue director del diario Ahora y fiel testigo de los acontecimientos de la Segunda República. Cuando empezó la guerra, decidió quedarse en Madrid y seguir ejerciendo su profesión, pero defraudado y desolado por los acontecimientos, se marchó a París cuando el Gobierno republicano se desplazó a Valencia.
En París escribió la que es, quizás, su obra más conocida: A Sangre y Fuego. Sin abandonar el estilo periodístico, Chaves Nogales hizo en este libro un estremecedor retrato de la Guerra Civil. En nueve relatos, inspirados, como aclara, en acontecimientos verídicos, describe los crímenes de los dos bandos, encuentra héroes y asesinos despiadados en ambos y, sobre todo, retrata a españoles, como él, atrapados en el fanatismo de los dos frentes. El suyo, el de la libertad, como dice en su último cuento, "no había quien lo defendiera".
A Sangre y Fuego acaba de ser reeditada por Espasa con motivo del 75 aniversario del inicio de la Guerra Civil, pero no es el único libro de Chaves Nogales que vuelve a las librerías. Su reportaje Lo que ha quedado del Imperio de los zares fue reeditado a principios de año por la editorial Renacimiento. En la obra, el periodista viaja a París años antes de que él mismo se convirtiera en exiliado y entrevista a los burgueses rusos que tuvieron que huir de la dictadura soviética. De nuevo, el escritor se zafa de las corrientes ideológicas de moda en la época y publica en 1931, cuando muchos miraban desde España con entusiasmo a la URSS, la decepción y la desolación de quienes habían sufrido sus consecuencias.
Su obra se completa con La agonía de Francia –sobre el auge del nazismo en el país vecino-, su biografía del torero Juan Belmonte y El maestro Juan Martínez, todos ellos publicados por Libros del Asteroide.