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LA PRENSA DE UN VISTAZO

Zapatero "beodo" en 'La Gaceta' y horror en 'Público' por la "exaltación patriótica"

El notición del día es Rajoy y Rubalcaba pegando la hebra mientras la prensa se divide entre los que oyeron abucheos y los que no.

El País cuenta lo "cómodos" que estuvieron todos durante el desfile desde que tienen sillas y lo tranquilito que transcurrió. "Los abucheos no se produjeron o, al menos, no resultaron audibles", eran un "murmullo lejano" porque "los grupos menos controlables quedaban muy lejos de la tribuna de autoridades". ¿Y quiénes eran esos incontrolados? Pues ya se encargó El País de averiguarlo. Un tal "Ángel, de 70 años" que confesó a la primera: "Yo he desfilado en Bilbao delante de Franco". Ah, y unos "adolescentes con banderas franquistas". Así que Zapatero, tan pancho. "Llegó y se marchó sin decir palabra. Y sin escuchar abucheos".

Por el contrario, La Gaceta, que tiene el oído más fino, sí que escuchó los abucheos. "Pese a la bochornosa preparación (...) el presidente fue pitado con fuerza" y "los ciudadanos lograron transmitir su indignación". Uff, menos mal. Y eso que La Gaceta tiene la solución para evitar los abucheos. "Debía haberse evitado cambiando de política y de gestos" en lugar de "alejando al público de las tribunas", dicen los listos. Mira que no habérsele ocurrido a Chacón. El enviado especial a Bono observó que el presidente del Congreso "intentó chupar cámara, pero esta vez ni siquiera tuvo la atención de los fotógrafos", que se jorobe.

Y parece que lo de mandar a los invitados a tomar por saco no logró relajar a Zapatero. "Apenas podía parar de abrir y cerrar las piernas, yuxtaponiendo las rodillas de forma compulsiva, riendo, codeando a Javier Rojo con la insistencia de un beodo de barra de bar".

Aparte de la dosis de quinina a Blanco -"Dorribo declaró que su socio pagó parte de la casa de Blanco"- El Mundo cuenta la primera vez de Zapatero. "Vive su primera parada militar en seis años sin oír pitos" gracias al "escudo antiabucheos", que resultó ser "tremendamente efectivo". Ya en Palacio, cuenta Ana Romero que "a pesar de los pesares, la Fiesta Nacional salió ayer de maravilla". Y es que Zapatero es "sin duda, el presidente del Gobierno más amable que ha tenido nuestra joven democracia", un "hombre encantador". ¿Qué su política ha sido un "desastre"? Bueno ¿y qué? "Tiene unos ojos bonitos".

ABC oyó los pitidos "con nitidez" y cree que "aunque un acto institucional no es el mejor escenario para dar rienda suelta al descontento" lo que le ha pasado a Zapatero –"que en el pecado lleva la penitencia"- es que "nunca consiguió entender la esencia del sentimiento patriótico arraigado en la sociedad española". Seguro, va a ser eso. Ignacio Camacho cuenta que no fue para tanto. "Le pitaron desde lejos y como de oficio, casi más por tradición que por convicción" porque "un poco más lejos y los alborotadores hubiesen tenido que dar la bronca por SMS". Menos mal que Zapatero, "que nunca se ha sentido cómodo en estos ritos de banderas y tatachines, mostraba un aire aburrido y casi ausente". Vamos, que le importaba una higa.

La Razón también lo oyó. "Probablemente (Zapatero) no los escuchó pero se oyeron a lo largo del recorrido", que lo sepa. En el editorial se las apaña para hacer un mejunje entre "la existencia de un sentimiento de unidad nacional" y la campaña electoral. Este año "era un día especial" porque se abre "una ventana de esperanza". Ponto las urnas darán "una orden de cambio profundo" y España "podrá salir del agujero en el que nos hemos hundido durante los últimos años".

Cuenta La Razón como fue lo de Rajoy y Rubalcaba. "Se cruzaron, se vieron y se saludaron. Y comenzaron a hablar". Toma ya, y la CNN sin enterarse. "En ese momento, los representantes de los medios de comunicación miraron al reloj y comenzaron a contar la duración de la charla". Deben aburrirse mucho los periodistas en estos eventos.

Público, siempre tan original, ilustra la información del desfile con una foto de un sacerdote leyendo. Ni militares, ni Zapatero, ni Rey, el curita manda. Oyó abucheos, pero "menos". Y oye, es que no hay manera. Pese a que "el Gobierno se había propuesto "civilizar" la Fiesta del 12-O", nada, siguió siendo "la jornada de máxima exaltación patriótica", un "nuevo episodio de la exaltación de lo español". Qué testarudos estos españoles. Fíjense que hasta "se rindieron honores a la bandera, omnipresente por todos los rincones". Un empacho total. "La llevaban numerosos ciudadanos –algunos incluso se la dibujaron el rostro-", bueno, estos eran unos enfermos mentales sin solución, fijo. "La pintaron en el aire los aviones en dos ocasiones, y desde allí, desde el aire, llegó a la espalda de un paracaidista la que presidió todo el acto". De película de terror. Y el himno, ¡qué me dicen del himno!: "Sonó en tres ocasiones". Pobre Público, qué mal rato debió de pasar.

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