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La SGAE pagó prostitutas para tener "buenas relaciones con grupos de interés"

Pedro Farré declara a Vanity Fair que todos sus gastos fueron aprobados para "mantener buenas relaciones con grupos de interés".

El número de diciembre de la revista Vanity Fair dedica nada menos que 8 páginas al escándalo de la SGAE. En un reportaje de investigación donde se relatan diferentes conversaciones con implicados en la trama, la revista siembra dudas sobre el alcance de las actividades de Teddy Bautista y su "saga".

En dicho reportaje aparece el entramado de empresas vinculadas a la sociedad general de autores y cómo los sucesivos parabienes legales obtenidos desde la administración convirtieron a una empresa sin ánimo de lucro en un oligopolio voraz que multiplicó los beneficios, constituía una máquina imparable de hacer dinero y alimentaba una "saga" de familias que se enriquecieron con el dinero de los autores y el procedente del canon digital.

De 24 millones de euros que recaudaba en 1983 pasó a facturar 340 en 2010. Todo, gracias a la Ley de propiedad intelectual de 1987, diseñada para proteger a los creadores pero que concedió a la SGAE la capacidad para fijar las tarifas y recaudar los importes. Además, convirtió en delito penal la vulneración de esa propiedad intelectual, es decir, que quien no pagara, iría a la cárcel.

Esto puede traducirse de otra manera: policías, jueces y políticos debían velar por el cumplimiento de esta ley que beneficiaba a una empresa privada: La SGAE. El último empujón lo tuvo en 2003 con la aprobación del canon digital.

Pues bien, la revista se ha puesto en contacto con el ex director de relaciones internacionales de la SGAE, Pedro Farré, entre otros. Farré, que ha quedado en libertad sin cargos, ha contado a la revista que sus gastos en locales de alterne de lujo a cargo de la entidad estaban aprobados por la dirección financiera de la SGAE. Cuando se le pregunta por si fue sólo o acompañado a esos locales de alterne –que figuran en las relaciones de gasto de su tarjeta corporativa- repite que sus gastos estaban aprobados por la dirección financiera y "estaban destinados a mantener las buenas relaciones con los distintos grupos de interés". La revista le pregunta por quiénes eran esos grupos de interés a los que invitaba a prostitutas de lujo: "Jamás se sabrá", insiste. "yo sólo soy el cabeza de turco de este enorme agujero".

Y es que, según investiga la Audiencia Nacional, mediante informes de la Agencia Tributaria, las tarjetas corporativas de Neri y Ramos tienen facturas en el Copacabana Palace en Río; el Ritz de Nueva York; apartamentos; relojes de lujo; joyas; perfumes y hasta un Wonderbra.

El reportaje habla también de José Luis Rodríguez Neri, mano derecha de Bautista y director de SDAE, una sociedad creada para desarrollar nuevos proyectos tecnológicos y dependiente de la SGAE. Señala que es un extrabajador de Telefónica sin formación, primo del famoso ladrón El Dioni, y que tenía libertad para contratar a quien quisiera.

Desviaba fondos al entramado de empresas creado a tal efecto. Mientras, ayudaba a los amigos. Según el presupuesto de la Fundación Autor, se destinaron 250.000 euros a la producción de 19 vídeos que, desinteresadamente, realizaron directores de cine para el disco sobre el poeta Miguel Hernández que publicó Serrat. El gasto finalmente ascendió a 500.000 euros, según señala Vanity Fair.

Pero no fueron sólo artistas de renombre, la hermana de Teddy Bautista, Marta Bautista también fue beneficiada. Un trabajador de la SGAE consultado por la revista, dice que "la fundación tenía que ayudar a artistas noveles pero al final se utilizaba en pago de favores a colegas y familiares de Teddy. En 2009 el Sello Autor, la discográfica de la fundación, empleó en el DVD Orfeo y Eurídice de su hermana, Marta Bautista, 150.000 euros."

De momento, la Justicia sigue su curso a la espera de descubrir hasta dónde llegaba la red tejida por Teddy Bautista y los suyos.

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