"Emergencia económica", titula El Mundo. Pedro J. cree que "lo que estamos viviendo es el deterioro del sistema económico nacido con el euro" y que el "único que puede calmar a los mercados es el BCE". Pide a Alemania que deje de hacerse la remolona. "Es el momento de que Alemania haga explícito de qué lado está, sabiendo las catastróficas consecuencias que tendría para su economía una marcha atrás en la integración", avisa. Victoria Prego lo ve todo negro como el carbón. "Esto se nos escapa de las manos. Lo más que podemos hacer es aparentar un temple que no tenemos, contener el aliento, cruzar los dedos y/o rezar". ¡Oh, Dios!, vamos a morir todos.
Jiménez Losantos se acuerda de la Transición, cuyo "éxito", dice "fue fruto del miedo que los españoles se tenían a sí mismos". Europa "está ahora como España entonces: debe cambiar de régimen sin guillotinar al régimen existente. Y yo no veo un proyecto de obra claro, ni fontaneros capaces de cortar el agua", dice también, animado y optimista.
El País pone el ojo en Merkel, que dijo ayer "con cara de pocos amigos" que "mis recursos son limitados" y no piensa dejarnos más pasta. Qué tía rácana. Eso fue "un jarro de agua fría a quienes esperaban un liderazgo continental", dice El País eufemísticamente. De vuelta a España, no desaprovecha para darle un buen tortazo a Rajoy. "Bajo el mandato de Rajoy se han pulverizado todos los récords negativos de Zapatero", dice con toda su mala idea. Y en el editorial, Cebrián reparte a los dos. "A pesar del rescate bancario, España se aproxima a una situación de insolvencia financiera que podría hacer necesaria una intervención de la economía" y "el gobierno tiene responsabilidad en esta situación", pero vamos, nada comparado con Merkel que es quien tiene "una responsabilidad mayor en estos hechos". Así que venga, rapidito, es necesaria una "intervención rotunda e inmediata del BCE. Aquí y ahora". A sus órdenes, faltaría.
ABC titula su portada con un lacónico: "El interés de la deuda roza el 7%". Y defiende a Rajoy a capa y espada. "La política de trasparencia practicada por Rajoy a la banca española está siendo recibida con criticas oportunistas y alevosas por medios extranjeros. Paralelamente se sitúa una notoria campaña de desprestigio contra Rajoy, cuya convicción algunos la confunden con arrogancia". Qué raro, ¿no? Unos desaprensivos, son. José María Carrascal está que echa humo con el PSOE. "Estamos con el agua al cuello y lo único que oímos son reproches, acusaciones, insidias, sin respeto a la verdad a veces y a la decencia a menudo". Y en "esta bronca nacional, el PSOE se está llevando la palma (...) movilizado para deslegitimar al Gobierno, sin importarle los medios ni las consecuencias". Y encima, "la campaña es doblemente ignominiosa dado que el actual gobierno solo intenta reparar los inmensos errores cometidos por quienes hoy le acosan y sabotean". Y desesperado concluye: "Que nos intervengan". Venga, venga, tampoco hay que ponerse así.
La Razón busca refugio en el fútbol. "Repita: Es-pa-ña", titula su portada. Alegría, alegría. Alegría que se acaba en el editorial, donde Marhuenda también se lía la manta a la cabeza. "Los enemigos del euro son la pasividad del BCE y la tozudez de Merkel". O Draghi actúa o "se quedará sin empleo no tardando mucho". Alfonso Merlos también está nervioso. "Se les paga para que intervengan, no para que hagan la estatua", leñe.
La Gaceta prefiere dirigir sus iras contra Almunia, que nos pilla más cerca. "El PP exige la dimisión de Almunia por su gran deslealtad a España". Antonio Beaumont no se corta un pelo. Con su conducta, Almunia se ha hecho "merecedor de un 'fusilamiento político al amanecer en toda regla'".