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Pasión y conspiraciones de enemigos

La historia detrás del escándalo romántico del obispo argentino

Un romance casi adolescente y una conspiración de clérigos enemigos, las dos posibles causas del escándalo de las fotografías.

La polémica del obispo fotografiado con una mujer en una playa de México esconde una historia de amor imposible y otra de rivalidad eclesiástica. Tal y como explica Crónica de El Mundo, las fotografías del obispo argentino Fernando María Bargalló y su amante y amiga de la infancia, la empresaria María de las Victorias Teresa Martínez Bo, fueron difundidas por el canal América 24 poniendo fin a una prometedora carrera.

El obispo era el mejor situado para suceder a Jorge Bergoglio en el Arzobispado de Buenos Aires, la diócesis más importante del país. Bargalló era también presidente de Cáritas para la región latinoamericana y encabezaba la diócesis de Merlo-Moreno, en Buenos Aires.

Ella es Mariví Martínez Bo, de 56 años, divorciada y madre de tres hijos, pero con un cuerpo pulido a base de gimnasio, dieta y, quizá, algo de cirugía. Es dueña de un restaurante ubicado en el próspero barrio bonaerense de Belgrano, al que se mudó tras su separación de un prestigioso médico argentino. Mariví desapareció de escena horas antes de saltar el escándalo: borró su perfil en Facebook y cualquier rastro que la relacionase con Bargalló.

En enero de 2011 la pareja se embarcó en el aeropuerto de Ezeiza rumbo a México. Por separado. Ambos se encontraron en Miami para ir a Bahía de Huatulco, en Oaxaca. Se alojaron en un hotel boutique llamado Casa Bichú recomendado para escapadas románticas, con vistas al mar y facturas de hasta 500 dólares por noche. El viaje duró dos semanas: pasaron también por Bahía de Huatulco, Puerto Escondido, Ixtapa... Se alojaron en caros complejos hoteleros y no se privaron de nada.

Unas vacaciones poco compatibles con el voto de pobreza propio de un obispo, explica Crónica. El escándalo fue de tal magnitud que Cáritas de Latinoamérica tuvo que salir del paso asegurando que Bargalló no tenía acceso a las cuentas de la empresa, para así despejar dudas. Los medios de comunicación señalaron que ambos provienen de familias adineradas, y que el obispo recibió recientemente la herencia de su madre, una artista fallecida hace cuatro años.

La historia de ambos no escatima en melodrama: Bargalló casó a Mariví y su ahora exmarido. Y la relación de ambos se retrotrae largamente en el tiempo. Ambos se conocieron muy jóvenes veraneando en la sierra argentina de Córdoba, en La Cumbre, un lugar tradicional de descanso para la clase alta argentina.

Según señala Crónica, ya entonces Bargalló suspiraba por ella, pero su familia había escogido para él el camino de los hábitos. No obstante, siguieron viéndose y mantuvieron una relación de recatada amistad a lo largo de los años.

El elemento de conspiración de la historia de la pareja entra con la publicación de las fotografías. Según la teoría que baraja la prensa argentina, la posibilidad de que Bargalló se convirtiera en arzobispo de Buenos Aires no era vista con buenos ojos por el intendente de Merlo, Raúl Othacehe, con quien Bargallo mantenía una tensa relación. El obispo tampoco mantenía buenas relaciones con el sector más conservador de la iglesia a raíz de su pertenencia al Club de San Isidro, un grupo de obispos de perspectiva más centrista.

Lo que sí está claro es que alguien se molestó en seguir a la pareja, sacar las fotos y guardarlas para airearlas en el momento oportuno, más de un año después de haber sido realizadas.

Bargalló trató de atajar la polémica asegurando que se trataba de imágenes descontextualizadas, y que pese a reconocer que podían resultar "ambiguas", algo por lo que pidió perdón a los fieles, no comprometían su profunda vocación religiosa. Algo que la propia afectada también subrayó en sus únicas declaraciones a los medios.

No obstante, se siguió publicando información al respecto, y el prelado terminó reconociendo la aventura y presentando la renuncia ante el Papa. Benedicto XVI resolvió la situación y muy poco después, el 26 de junio, la Iglesia argentina comunicaba la aceptación de la renuncia.

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