L D (EFE) Alfredo Boné, en la rueda de prensa posterior a la reunión de coordinación para analizar la avenida del Ebro, cuya punta atraviesa ahora la provincia de Zaragoza, insistió en que Aragón respeta la situación de los territorios que reivindican el trasvase, pero les exige "el máximo respeto" también a la situación que están viviendo los aragoneses. En cualquier caso, enfatizó, el Gobierno de Aragón va a mantener su "posición de coherencia" y "no va a entrar a esos trapos".
La política del agua, manifestó, no se decide "en función de los fenómenos climatológicos extremos, como las grandes lluvias y las inundaciones", sino con otros parámetros y "desde la base del acuerdo". Aragón, recalcó, ha sido siempre "sensible" a las necesidades de agua de las comunidades del Levante, a pesar de haber mantenido siempre que el trasvase del Ebro "no era mejor ni la única solución" y que no era "medioambientalmente, económicamente o socialmente asumible".
En la misma línea se pronunció el presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), José Luis Alonso, quien apuntó que cuando lee "esas cosas", piensa que "la ignorancia es atrevida". Incidió, además, en que si lo que se plantean es retomar el trasvase o llevarse la avenida y se preguntó, con ironía, si alguien sería técnicamente capaz de llevarse 2.200 metros cúbicos por segundo.