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LA PRENSA EN UN VISTAZO

'El País' enloquece y el abuelo de César Vidal

El recorte de las pensiones llega por Navidad, Zapatero está missing y los controladores han prometido que van a ser buenos. Wikileaks se ha comido a El País y César Vidal también tiene abuelo y lo cuenta en La Razón.

El estado de alarma sigue dando que hablar, para mal por cierto, y más ahora que los controladores, tras un par de semanas en el rincón, han reflexionado y han dicho que se van a portar bien. Y por escrito, aunque sin notario.

Definitivamente, El País se ha vuelto loco con Wikileaks. Ayer se armó en el Parlamento Europeo después de que Castro impidiera a Fariñas recoger el premio Sajarov y su silla permaneció vacía con una bandera cubana. ¿Y cómo lo cuenta El País? Pues bajo el epígrafe de "LOS PAPELES DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO" como si de otro cotilleo Wiki en exclusiva se tratara.

Con los controladores le da la vuelta a la tortilla y en lugar de criticar que Zapatero se largue a Bruselas en vez de explicar la tontería esa de poner en estado de alarma a su país, critica a Rajoy por estar en el Congreso. "El líder de PP planta a Merkel en Bruselas para votar el decreto en el Congreso". Y es que resulta que ha cancelado ¡una comida! con la presidenta alemana. Qué mal queda, por Dios.

Con el estado de alarma destroza a Zapatero. Josep Ramoneda aprovecha para atizar a la derecha. "Podía pensarse que este era un empeño más propio de Fraga o de Aznar (...) Este país va a pagar caro el recurso al estado de alarma. Primero, porque ha sentado el precedente: a cualquier otro Ejecutivo le será mucho más fácil dar el paso. A la derecha española, con la carga tan reaccionaria que lleva encima, le ha allanado el camino para el futuro". Y el abogado José María Ruiz Soroa habla de "lodos franquistas" y arremete contra "los medios que se proclaman progresistas" por "atizar" a la opinión pública contra los controladores.

ABC pide a Zapatero que se vaya ya y además, tenga la delicadeza de comunicárnoslo. Le acusa de "dejación de responsabilidades" ante la crisis galopante y el estado de alarma. "Si Rodríguez Zapatero no está en condiciones de seguir, tiene que dejarlo de inmediato para que alguien tome las riendas (...) Si el PSOE está dispuesto a cambiar de líder debería hacerlo de inmediato" y de explicarlo "directamente a los ciudadanos".

Ignacio Camacho pinta un panorama socialista desolador. Los barones del PSOE "ya no esconden el pavor", el grupo parlamentario "está aterrorizado" y Zapatero, "atrincherado en el búnker monclovita (...) ha perdido el control del partido (...) Todos miran a Zapatero y encuentra una esfinge cataléptica escondida en el silencio". Vamos, que no es momento de afiliarse al Partido Socialista, viene a decir.

Por el mismo camino va David Gistau en El Mundo. "Ayer siguió la sesión parlamentaria casi como espectador de primera fila, en su semblante se adivinaba cierta relajación. Algún día jugara a la PSP en su escaño y nadie se dará cuenta".

Pedro J. ha perdonado a los controladores y les da una palmadita en la espalda por su promesa de ser buenos. "Muestran un inteligente cambio de postura que, sin justificar en absoluto ninguna acción anterior, elimina la necesidad de prorrogar el estado de alarma como quiere el Gobierno".

Público está sumido en una profunda depresión con Zapatero. "Zapatero evita prometer que no habrá nuevos recortes", constata. Jesús Maraña cuenta con amargura que "se comprometió a abordar reformas y ajustes" aunque fueran "contradictorias con buena parte de los mimbres ideológicos del discurso socialista y no se cansa, Zapatero, de cumplir lo prometido". Y desde sus páginas le enseñan los dientes con otra huelga general. Pero ¡ay! "Entre el poco entusiasmo con que lo dicen (los sindicatos) y el precedente del 29-S, (Zapatero) puede dormir tranquilo", dice Isaac Rosa. Venga chicos, ánimo, que llega Navidad.

Y si creían que el único que tenía abuelo en este país era Zapatero, se equivocaban. César Vidal también tenía y lo cuenta en La Razón. Se llamaba Antonio. A diferencia del de Zapatero, "le echaba la culpa de todo al Gobierno" y "abogaba por la coronación de Don Juan como manera de echar al general". Pero tenían cosas en común. El abuelo de César, como el de Zapatero, era "antifranquista decidido". Pero además, tenía "carné de la UGT con un número de afiliación bajísimo" y "durante la Transición la gente del PSOE auténtico, no el de Felipe, vendría a verlo desde Francia para incluirlo en las listas del Congreso". Que se chinche Zapatero. Hoy tampoco es su día.

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