Estas cosas no se dicen se ejecutan y una vez ejecutadas se indica cuantos son los expedientados.
Los expedientes deben llegar hasta su últimas consecuencias. Es la única manera para que los trabajadores del metro, la próxima vez, no se dejen llevar por los que no tienen nada que perder (los sindicalistas).
Eso espero.Que se les caiga el pelo a esos señoritos sindicalistas. Esperanza Aguirre se juega bastantes cosas con este asunto, aunque , al final, todo se le perdona. Pero tienen que depurarse responsabilidades para aquellos mafiosos que tuvieron en jaque a 2 millones de madrileños.
Y espero que el peso de la ley caiga con toda contundencia sobre sus cabezas. Las cabezas de esos agitadores profesionales que no son trabajadores ni personas, sino alimañas. (Y que me perdonen las alimañas por compararlas con ellos).
Esto demuestra que el Gobierno de Aguirre en ningún caso se ha dejado intemidar por estos salvajes. De hecho, el acuerdo alcanzado lo ha sido entre los sindicatos y le empresa del Metro, no el Gobierno de Aguirre, que no se ha entrometido para nada excepto para parar los pies a los sinvergüenzas que incumplieron a ley.
Que no me lo creo, que no me lo creo, que no me lo creo. Menos deci y más hacer. Al final, vista la experiencia, el poder se arruga cuando tiene que defender el cumplimiento de la ley. Se ve que no puede contra los maleantes. El poder se arruga ante ETA y sus secuaces, se arruga ante los que de una manera u otra delinquen, porque no se fía de las consecuencias. Por eso, no me creo que al final los que han promovido y mantenido una huelga ilegal, por no cumplir los servicios mínimos sean sancionados.