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Pérez Reverte lamenta estar en manos "de una clase política que no ha leído un libro"

Pérez Reverte, envuelto involuntariamente en una polémica por la oposición del PSOE a su presencia en Cádiz 2012, ha lamentado la clase política que nos gobierna. El escritor apuntó también que España es el único país donde no se les exige el bachillerato.

El escritor presentó este martes en Sevilla su nueva novela, "El Asedio". Allí aprovechó para hablar de nuestra clase afirmó creer que "España es el único país donde los políticos no tienen que tener el bachillerato para ocupar un cargo, por lo que no se puede esperar gran cosa", lamentando, al mismo tiempo, "lo poco que se cuenta la historia a los chicos".

El escritor confesó "la tristeza que le produce saber cómo se trata la historia en los colegios de España". Un hecho, según explicó en la rueda de prensa de presentación, que provoca que "seamos huérfanos en manos de cualquiera, ya que sin la historia nos despojamos de la memoria de verdad, de la de hace más de 3.000 años, no sólo la de 1.939, y privamos de comprender la historia a las nuevas generaciones". Asimismo, consideró que este es consecuencia "de una clase política que no ha leído un libro".

Reverte, que traslada al lector al Cádiz de 1811 y 1812 en El Asedio, afirmó que "la guerra la ganamos en lo militar, pero la perdimos en lo ideológico, ya que si bien se vivió una victoria militar y de libertad nacional, se sufrió una derrota ideológica, cerrándose la puerta durante dos siglos a la libertad, a la modernidad, al progreso, a la cultura, y cayendo en manos de los mismos, curas, ministros y reyes". En este sentido, apuntó que "quizás una victoria de Napoleón hubiera cambiado la historia, quizás".

Al hilo de esto, aseguró que "España se salvó porque fue Cádiz, pues sólo una ciudad como esa, por su topografía, por sus características, por sus condiciones políticas, sociales e ideológicas, podría ser el Cádiz de las Cortes".

Con respecto a su nuevo trabajo, que se presentó el pasado 3 de marzo en la ciudad gaditana y que ya ha vendido más de 150.000 ejemplares, el escritor cartaginés confesó que es "la obra más complicada que ha hecho", definiéndola como "la novela de novelas, donde todos sus trucos y experiencias se han vertido en ella". Además, apuntó que "una novela no es una obra de arte, sino un artefacto artesanal que hay que trabajar, podar, regar y seguirlo durante mucho tiempo".

Por otro lado, comentó que "Cádiz era un lugar especial que merecía una novela", pues aunque ya contara con las de Benito Pérez Galdós o Ramón Solís, faltaba una que recogiese "el Cádiz sin contar, la del misterio, las sombras, la oscuridad, la penumbra y el silencio". En este sentido, precisó que él ha pretendido "jugar con el Cádiz contrario a la luz, la alegría y el carnaval".

Asimismo, añadió que quería retratar "un Cádiz que fuera reflejo del corazón humano y la parte oscura del hombre, capaz de lo peor y de lo mejor". "Cádiz es símbolo de ese corazón humano y de la España de entonces", dijo. Al hilo de esto, manifestó que la ciudad de 1810 "no parecía española, pues la gente viajaba, leía, era tolerante y respetuosa con ciertas ideas como la homosexualidad". Al mismo tiempo, indicó que "fue un símbolo de lo que pudo ser y no fue", mostrando su envidia porque "parecía una ciudad como Liverpool o Manchester".

El autor reconoció que con la novela ha intentado recoger el espíritu de "la España que pudo ser y no fue, de lo que pudimos tener y no tuvimos, pero que Cádiz no supo contagiar al resto del país de su carácter".

Con la Historia y la Guerra de la Independencia como telón de fondo, Pérez-Reverte subrayó que su pretensión ha sido "resucitar el Cádiz de 1811 y 1812 para el lector, con sus olores, voces, conversaciones, ambientes y la manera de vivir, que condicionaba la manera de ser de la gente".

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