El presidente del Gobierno ha asegurado este jueves que en Cataluña hay una "paz ciudadana bastante amplia" en torno a la lengua y pidió que no se quiebre por "intereses políticos", aunque admitió que esto no quiere decir que "no haya algún exceso que se pueda cometer y que hay que corregir".
Durante una entrevista en Radio Nacional, Zapatero fue preguntado por la Ley de Educación de Cataluña, aprobada este miércoles con los votos del PSC y CiU, por la cual la única lengua vehicular de la enseñanza es el catalán y no respeta la tercera hora en castellano que fijaba la normativa del Gobierno español.
El jefe del Ejecutivo afirmó que en Cataluña hay "una convivencia pacífica entre castellano y catalán, la inmensa mayoría de las personas que viven allí lo saben, la inmensa mayoría de los que van a vivir a Cataluña lo conocen". Por tanto, pidió que no se caiga en la "tentación de usar la lengua para la confrontación política" porque se trata de "un tema sensible".
"Desde luego quien piense que defender el catalán es intentar arrinconar el castellano se equivoca porque la fuerza de nuestra lengua común es imparable", exclamó, aunque añadió que, con esto, no quiere decir que "no haya algún exceso que se pueda cometer y que hay que corregir".
Pero, en su opinión y tras analizar "comunidades fuera de nuestras fronteras en las que coexistan dos lenguas con fuerza", la conclusión es que "la situación en Cataluña es bastante razonable, hay paz ciudadana, hay una paz ciudadana bastante amplia en torno a esto, por tanto, no quebremos esa paz por intereses políticos".
Rodríguez Zapatero precisó que él se aleja de las "exageraciones" que pueden estar implícitas en algunas de las afirmaciones, tras la aprobación de esta Ley, de la que dijo que "tiene un amplio respaldo parlamentario" de aquellos que son elegidos por los ciudadanos en Cataluña.
En concreto, expuso que se trata de dos grandes partidos que son "actores del proceso constitucional", es decir, CiU y PSC. En su opinión, en los últimos tiempos hay un "empeño directo" en hacer de la pluralidad lingüística y de la coexistencia y de la convivencia del castellano y las lenguas cooficiales "un elemento de batalla política y a veces de titulares políticos".