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Elorza se suma a la campaña de Maragall mientras Sevilla llama a evitar la confrontación

La reforma estatutaria que propone Maragall mantiene abierto un frente de disputas en el seno del PSOE, que también se ha trasladado al Gobierno. Mientras que el presidente de la Generalidad tiene el apoyo de Elorza y del ministro Montilla, el barón extremeño Ibarra se alinea con la postura de Jordi Sevilla. El responsable de Administraciones Públicas es partidario de que las propuestas estatutarias eviten la confrontación porque las regiones “no necesitan que los demás se lo digan para sentirse reafirmadas con su propia identidad”.

L D (EFE) El último en sumarse a la campaña de Maragall para que la Constitución reconozca expresamente las “nacionalidades históricas” es el alcalde de San Sebastián. Odón Elorza, que siempre ha ido de la mano del presidente de la Generalidad catalana en sus reivindicaciones nacionalistas, "se alinea, una vez más, a las tesis de Pasqual Maragall sabiendo que, evidentemente, nuestro país, Euskadi, tiene su singularidad, una posición de privilegio de Concierto Económico, algo que cualquier comunidad, nacionalidad o nación de España lo quisiera".
 
De esta forma, el socialista vasco defendió la reforma estatutaria planteada en Cataluña. Según dijo, defiende su proyecto "desde el respeto a la Constitución, pero también sacándole todo el jugo y el provecho que puede dar" la Carta Magna que, a su juicio, "no es tampoco una norma sagrada e inmutable". En uno de los actos de la Semana Grande donostiarra, Elorza aclaró que Maragall "sabe perfectamente lo que está haciendo" y el discurso que está realizando es "innovador, valiente, abriendo caminos".
 
Poco después, el ministro de Administraciones Públicas volvía a matizar la propuesta del líder del PSC. Jordi Sevilla explicó que "las personas adultas, lo mismo que las comunidades autónomas adultas son lo que son y saben lo que son, y no necesitan que los demás se lo digan para sentirse reafirmadas con su propia identidad", especialmente si eso genera confrontación.

Sus discrepancias con el presidente de la Generalidad ya quedaron de manifiesto tras la reunión entre Zapatero y Maragall en La Moncloa. Después de que el socialista catalán anunciara que el presidente del Gobierno estaba de acuerdo en reconocer expresamente en la Constitución las “nacionalidades históricas”, el ministro le corrigió al recordarle que el Ejecutivo sólo contempla la reforma de la Constitución en los cuatro puntos ya expuestos, ninguno de los cuales hace referencia a su propuesta.

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