A fin de cuentas, Rubianes hizo a su manera, que era el chiste zafio, lo mismo que hace ella a su modo de mosquita muerta activista: servir a los nacionalistas y separatistas.
La situación es tan surrealista que el Ebro verterá al mar en poco más de una semana el agua que necesita el Sureste para satisfacer por un año las necesidades de la cuenca del Segura.
El sector que pastorea María Dolores de Cospedal es partidario de resistir el órdago de Ciudadanos y el que controla Soraya Sáenz de Santamaría quiere que Cifuentes se vaya cuanto antes a su casa.
Lo que está en juego es mucho más que llevar a Rivera a la Moncloa: reconstruir el centro-derecha para hacer frente al separatismo y sus socios de izquierda.