Mientras el Congreso decidía no condenar los crímenes del comunismo tras haber sido equiparado con el nazismo por el Parlamento europeo, en la Cámara andaluza una insinuación de Susana Diaz provocó la enérgica reacción del portavoz parlamentario de Vox, Alejandro Hernández, quien, tras pedir la palabra por alusiones y no obtenerla, abandonó el salón de plenos en señal de protesta.
En realidad, Susana Díaz estaba interviniendo para responder a Juan Manuel Moreno, que había acusado al PSOE de pactar con Bildu, los herederos de ETA. Díaz sacó unas portadas de periódicos para recordar a Moreno que Aznar intentó llegar a un pacto con ETA, que Javier Maroto firmó acuerdos con Bildu, que Rajoy consideró "normalidad democrática" la presencia de Vox, que Soraya Saénz de Santamaría llegó a acuerdos con Esquerra y finalmente, dijo: "Y se han abrazado a los herederos del franquismo en Andalucía".
Tras estas palabras, el portavoz de Vox se levantó de su asiento pidiendo la palabra por alusión directa a su grupo parlamentario pero la presidenta de la Cámara, Marta Bosquet, de Ciudadanos, se la negó justificando su proceder en que Susana Díaz estaba respondiendo a Juan Manuel Moreno y que Vox no tenía el uso de la palabra. "Atiéndame y no me ningunee", le espetó Hernández, pero no consiguió hablar.
Añadió Hernández que acababan de ser objeto de una (no se oyó bien) "intolerable"· Tras intentarlo de nuevo, la presidenta Bosquet le cortó el micrófono y visiblemente cabreado, Hernández le dijo un manotazo al micrófono y se fue del salón de plenos, acompañado por el resto de los diputados de su grupo.
Vox ha hecho pública su postura de no volver al Pleno mientras Marta Bosquet, presidenta del Parlamento, siga siendo condescendiente con los insultos que sufre su formación durante algunos debates, entre ellos el último, señalarlos como "herederos del franquismo" por la líder de la oposición, Susana Diaz.
Tras el abandono de la sala, Vox no sólo dejó clara su protesta, sino que dejó al Gobierno de Juan Manuel Moreno en clara minoría. El PP-A, apoyado por Ciudadanos, defendió que el Parlamento pidiera la retirada de la Lomloe o Ley Celáa por haberse planteado "sin consenso ni tan siquiera diálogo con la comunidad educativa y por provocar división social".
Tras el debate de su propuesta, se procedió a la votación. PP y Ciudadanos votaron a favor de rechazar la ley Celáa mientras que PSOE, Podemos y los partidarios de Teresa Rodríguez votaron en favor de que se retire dicha Ley. La ausencia de Vox hizo que la mayoría de las izquierdas lograran su objetivo de impedir que tal propuesta de rechazo fuese aprobada por el pleno del Parlamento andaluz.