Alcanzó notoriedad en la década de los años noventa, cuando un juzgado de Sevilla investigó el llamado "caso Juan Guerra" por tráfico de influencias presuntamente cometido por Juan Guerra, entonces asistente del vicepresidente del Gobierno.
En julio de 1990, fue condenado a pagar una multa de 10.000 pesetas o diez días de arresto sustitutorio por llamar "caricatos e imbéciles" a los concejales miembros de la comisión que investigó la existencia de tráfico de influencias en el Ayuntamiento de Sevilla.
La comisión del ayuntamiento de Sevilla investigaba la existencia de un presunto tráfico de influencias en la concesión de unos terrenos de Mercasevilla, de la que Adolfo Guerra era el Director de Actividades complementarias, a la empresa Construcción Modular Andaluza (Comasa), supuestamente vinculada a Juan Guerra.
La incineración de los restos de Adolfo Guerra, se llevó a cabo este lunes en el cementerio de San Fernando de Sevilla.