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POR PERE J. BRACHFIELD

El imparable ascenso de la morosidad en España

Pere J. Brachfield, Director del Centro de Estudios de Morosología de EAE Business School y Asesor de la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad explica las claves del incremento de los impagos en España en el portal Riesgo y Morosidad.

(Libertad Digital) En la actualidad se han extendido unos nefastos hábitos de pago que suponen un riesgo importante para las empresas proveedoras de bienes y servicios.

En el último año se ha producido un colosal deterioro de las prácticas de pago, puesto que el mencionado estudio revela que en el año 2009, el plazo medio en el pago de facturas en España ha pasado a ser de 124 días, lo que supone más del doble de la media Europea.

Pere J. Brachfield, Director del Centro de Estudios de Morosología de EAE Business School y Asesor de la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad recuerda que “el deterioro de las prácticas de pago no sólo se debe a factores coyunturales, sino que también refleja una evolución estructural de las relaciones entre empresas”.

Por lo tanto el fenómeno de la morosidad no se debe imputar únicamente a la evolución de los ciclos económicos, sino que también existen causas estructurales.

Indudablemente la morosidad puede aumentar debido a causas coyunturales, como puede ser la desaceleración de la actividad económica o el enfriamiento de la economía, puesto que en períodos difíciles, en los que se produce un encarecimiento del coste del dinero, las empresas utilizan la prolongación de los plazos de pago como un sustitutivo de los créditos bancarios.

También es cierto que en épocas de crisis los índices de morosidad se suelen disparar y se producen fenómenos de siniestralidad en cadena, puesto que los problemas en el pago se contagian entre las empresas. 

Prolongar los plazos de pago

Pero además hay que tener en cuenta otras causas estructurales como pueden ser la actitud de algunos actores económicos (como es el caso de las grandes corporaciones empresariales, las enormes empresas industriales, la gran distribución comercial, el sector sanitario y las administraciones públicas) de prolongar deliberadamente los plazos de pago –o sea fuerzan al proveedor a conceder aplazamientos más largos– aprovechando su posición dominante en perjuicio de las empresas más pequeñas.

Otra causa estructural es la cultura de la morosidad que se ha desarrollado en los últimos tiempos, hasta el punto que pagar tarde se ha convertido en un comportamiento generalizado. Un estudio del año 2009 descubrió que algo más que la mitad de las empresas españolas no respeta los vencimientos de pago de las facturas y se demora en la liquidación de las mismas. Asimismo según el mismo estudio los retrasos medios en el pago de las facturas vencidas es muy superior a la media europea.

España, a la cabeza de la morosidad

Además el España sale muy mal parada en el índice de pagos elaborado por Intrum Justitia (Payment Index) que expresa el riesgo potencial de cada país europeo a lo hora de cobrar las operaciones comerciales.

El Payment Index de Intrum Justitia está destinado a comparar los distintos países europeos, desde el punto de vista de riesgo de morosidad. Para confeccionarlo Intrum Justitia ha utilizado 21 diferentes datos económicos e índices como plazo contractual, retraso medio, antigüedad de la deuda vencida, y créditos fallidos.

El índice va de menor puntuación menor riesgo y a mayor puntuación mayor riesgo, es decir en una escala en la que 100 representa el menor índice de riesgo y 200, el mayor. El estudio presentado por Intrum Justitia en 2009 revela que España ha pasado del nivel 159 en 2008, a un índice de riesgo de 166 en 2009, calificación que supone un elevadísimo riesgo de impago.

De los 25 Estados analizados de la UE, España es el sexto país con mayor índice de riesgo de impago; de los estados del sur de Europa sólo Portugal y Grecia superan al España en índice de riesgo. Además, según señala el estudio, el 90 por ciento de las empresas españolas cobra sus servicios o productos con retraso. Asimismo el informe de Intrum Justitia reveló que España es el país europeo donde más se tarda en cobrar las facturas, sólo superado por Grecia.

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