Con su segundo triunfo y el conquistado ante Tahití, que la sitúan con seis puntos y 10 goles a favor por ninguno en contra, España ha cumplido con los pronósticos, aunque el juego deberá mejorar en los próximos duelos para mantener la candidatura al título. Y es que ni en los primeros minutos del partido ni en gran parte de la segunda mitad los de Luis Milla se mostraron como la selección poderosa que se espera y más ante un rival que prometía más de lo que ofreció y que se ha complicado su clasificación.
El calor y el hecho de jugar sobre césped artificial no benefició a España en los primeros minutos, en los que Nigeria, con un esquema basado en el juego de ataque, sin apenas centrocampistas, dominó el esférico y el peligro. Siete remates de las 'Súper Águilas', entre ellos uno de Ighalo a los cinco minutos de partido y otro de Osanga, en el 21, obligaron a Sergio Asenjo a mantenerse alerta, mientras que a los de Luis Milla les costó aprovechar la contra.
De hecho y pese a su fragilidad en el centro, la selección africana controlaba el esférico y sólo Fran Mérida creaba ocasiones de verdadero peligro ante la portería de los de Samson Siasia. Así, transcurrió la primera media hora hasta que en el 33, una gran jugada de España, sumada a un fallo de colocación de la débil zaga rival y una mala salida del portero, propiciaron el gol de la 'roja'. Fran Mérida, el gran protagonista del partido, esta vez con un remate mortal, abría la cuenta. El gol no cambió en exceso el espíritu de los nigerianos, necesitados de un buen resultado tras su derrota (1-0) en el estreno del Mundial ante Venezuela. Con su fortaleza física y velocidad trataron de presionar a España, pero los de Milla ya se habían aclimatado y asentado en el partido y pudieron marcharse al descanso con mayor ventaja apelando a su mayor calidad.
Los nigerianos, vigentes campeones del Mundial sub-17 tras superar a España en la final, salieron en la segunda parte otra vez con grandes ánimos, y con Aluko creando peligro, tras su entrada al campo en el descanso, obligando a lucirse al portero de España, de nuevo apagada de salida.
La presencia de Asenjo bajo palos y la inocencia y falta de calidad en el remate evitaron que Nigeria anotara, con España encoméndandose a las contras, sin ideas y cada vez con menos ritmo y lucidez, lo que fue matando el partido. Salami, desde lejos y al travesaño, en el 70, tuvo una de las más claras, sin contar el gol que el árbitro anuló señalando una falta dudosa en ataque, que pudo ser el empate que Nigeria mereció ante la falta de ambición de España. Sin embargo, la sentencia llegó con un gol de penalti de Fran Mérida, el mejor del partido en el que España tuvo la peor noticia en las cinco tarjetas en contra.
Ahora, en el camino espera Venezuela, el jueves, para certificar el primer puesto.