Ronald Tackman, de 54 años, acudió al tribunal neoyorquino vestido con traje y corbata, y se mezcló entre otros presos y después pudo salir tranquilamente a la calle a plena luz del día sin despertar la sospecha de las fuerzas de seguridad que custodian los juzgados de Manhattan.
"No sé dónde está, pero es un hombre muy inteligente", dijo el abogado del fugitivo, Joseph Heinzmann, al diario neoyorquino, que también cita una fuente sin identificar que alerta de la dificultad de encontrar a Tackman, de quien dice que iba "impecablemente vestido" y es "el hombre blanco medio por excelencia". Esa misma fuente declaró al diario que Tackman consiguió "escapar del piso trece de los juzgados y unirse dos pisos más abajo a un grupo de reos que esperaban a ser llamados para comparecer ante el tribunal.
El oficial que custodiaba a los presos pensó, según la fuente, que Tackman era un abogado, le preguntó qué hacía allí y lo invitó a marcharse, algo que el fugitivo hizo de inmediato antes de que nadie se diera cuenta del error. Cuando las autoridades notaron la ausencia de Tackman, a quien se describe como un preso no peligroso, cerraron el edificio de los juzgados y enseñaron una fotografía del individuo para tratar de encontrar a alguien que lo hubiera visto.
"Este hombre es una leyenda", dijo al diario neoyorquino otra persona sin identificar, que explicó que Tackman, que estaba recluido en una prisión neoyorquina, se había intentado escapar ya en varias ocasiones. Según la misma fuente, el hombre podría enfrentarse a una pena de cadena perpetua, porque su historial delictivo cuenta con "varios delitos graves", aunque las acusaciones contra él se deben a robos cometidos en varias ocasiones con la amenaza de disparar una supuesta arma inexistente que escondía bajo su ropa.