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Los Kirchner reformarán la Ley Electoral para dinamitar a la oposición

Continúa el asedio de los Kirchner a las voces críticas con su mandato. Después de amordazar a los medios con la polémica Ley Audiovisual, ahora prepara una ley de reforma de la oposición. Su objetivo es asfixiar a los partidos imponiéndoles condiciones imposibles y dejándoles sin financiación.

El matrimonio argentino ha fraguado toda una estrategia de desintegración de la oposición, ya muy tocada de antemano. Tras perder las elecciones del pasado junio, Cristina Kirchner le ha visto las orejas al lobo y ha desplegado todo su arsenal para asegurarse de que sea el Partido Judicialista – presidido por su marido, y peronista- , el que logre la victoria en los comicios de 2011. Incapaces de convencer a la opinión pública de sus políticas, la derrota electoral es más que previsible, así que han comenzado una ofensiva legal contra la oposición para que aunque ellos pierdan, ningún partido más tenga posibilidades de victoria.

El punto de partida ha sido la célebre frase de Julio César: Divide y Vencerás. A sabiendas de que la mejor manera de debilitar al enemigo es fragmentarlo, la Ley de Reforma de la Oposición favorecerá la formación y desintegración de la oposición en pequeños partidos.

La prensa argentina, asfixiada por la polémica Ley Audiovisual, lucha contra la censura y desgrana los pormenores de la reforma y la estrategia que subyace detrás de todo ello. Los puntos clave son los siguientes:

- Los Kirchner determinarán cuántos ingresos privados pueden recibir los partidos. Atacando el flanco económico de las formaciones, el matrimonio tiene el éxito asegurado. Corresponderá al Ejecutivo decidir cuántos ingresos de particulares puede reunir la oposición, y relega a su antojo los fondos públicos que se les concederá.

La publicidad electoral en televisión durante la campaña, quedará en manos del Ministero del Interior. Los minutos de los que dispondrá cada partido para lanzar su campaña electoral se establecerán sin ningún tipo de mínimo o máximo preestablecido, por lo que el Partido Judicialista se hará con el control de las pantallas, silenciando las demás opciones.

La Ley obligará a los partidos políticos a celebrar elecciones primarias para elegir líder. Además, si el candidato vencedor no cuenta con el mínimo que establezca en cada caso el Gobierno, no le permitirán concurrir a las presidenciales.

Favorecerá la proliferación de pequeños partidos, desintegrando una oposición unida. El matrimonio bajará drástricamente el número de afiliados necesarios para ser aceptado en las elecciones presidenciales lo que dará como resultado un auténtico caos de pequeños formaciones, sin ninguna esperanza de formación de gobierno.

Pero la reforma no acaba aquí, tal y como informa La Nación, se incluyen otras modificaciones menores que contribuyen a la dinamitación de la oposición. En la composición de las mesas electorales y de recuentos se priorizará que el candidato sea voluntario, sin considerar si son afiliados a algún partido.

El poder judicial argentino ya ha emitido un gran número de informes que desaconsejan la reforma, ya que consideran que, de aprobarse, se extenderá la injerencia del Poder Ejecutivo en la política electoral, ampliando hasta extremos absolutos el poder del Ministerio del Interior.

Pero el matrimonio continúa adelante con la reforma, que previsiblemente verá aprobadas sus partes más polémicas este mismo miércoles. Con la mayoría kirchnerista en el Congreso donde se debate la inciciativa, la batalla se da por perdida de antemano, dejando a Argentina a pocos pasos de convertirse definitivamente en la dictadura peronista que el matrimonio ansía desde que llegó al poder.

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