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La colosal factura de Kioto: hasta 1,5 billones de dólares al año por el CO2

La lucha contra el cambio climático hace peligrar la superviviencia de las compañías del sector transporte, según PricewaterhouseCoopers (PwC). La obligación de comprar derechos de emisión de CO2 que impone Kioto supondrá un coste de hasta 1,5 billones de dólares al año al sector privado.

El PIB español de año y medio. Este es el coste económico estimado que supondrá al año la mitigación del cambio climático para el sector privado, según un informe de PwC. Y ello, debido al mercado de emisiones de CO2 que impone el Protocolo de Kioto. Las empresas que emitan este gas -tildado de contaminante para los ecologistas- están obligadas a adquirir derechos de emisión a un elevado precio.

"La emisiones de CO2 producidas por el transporte representan el 13% del total en todo el mundo, siendo el transporte por carretera el principal causante. El coste de mitigación del cambio climático se sitúa entre los 600.000 mil millones y los 1,5 billones de dólares al año", señala el primer informe de la serie Transporte y Logística 2030, titulado ¿Cómo evolucionarán las cadenas de suministro ante un mundo con limitaciones energéticas y bajas emisiones de carbono?, elaborado por PricewaterhouseCoopers, que proporciona una perspectiva global de cómo deberá reformarse la industria en los próximos veinte años.

"El 80-90% de esa cantidad deberá asumirla el sector privado. Por lo tanto, hoy más que nunca, ante la crisis económica global, la reducción de dicha cifra resulta imprescindible para la supervivencia de las compañías del sector", advierte.

De ahí que, según estos expertos, el impacto del cambio climático en el sector transporte impulsará "un cambio en el modelo de negocio del las compañías, que en los próximos años se centrarán, principalmente, en la reducción de sus emisiones de dióxido de carbono". Dichas emisiones se están incrementando en todos los mercados desarrollados y, por países, China e India encabezan el listado en términos de incremento medio anual.

Según el 59% de los encuestados, los costes que se desprenden del transporte serán el motivo fundamental a la hora de decidir la ubicación de la sede de producción. Para diseñar la ,cadena de suministro, la disminución del consumo energético primará por encima de los costes de eficiencia y del tiempo de entrega.

Cambio de modelo productivo

El plan para la reducción de las emisiones de carbono comienza por la implantación de "una cadena de suministro sostenible". Según el estudio, el primer paso consistirá en la introducción de un control de la movilidad de los empleados para reducir su huella de carbono. A continuación, las compañías tendrán que ser capaces de controlar el total de sus emisiones para poder disminuirlas, así como la de sus clientes.

Además, la transparencia en el volumen de contaminación se vislumbra, debido al cambio en el comportamiento del consumidor, como un aspecto clave en el futuro. Y es que, "casi el 70% de los encuestados asegura que, en 2030, se contabilizarán todas las emisiones de la cadena de suministro y se tendrán en cuenta en el precio final del producto.

Escenario en 2030

El aumento de la preocupación de los usuarios por los costes y las emisiones de carbono les estimulará a reducir sus viajes, tanto de trabajo como de vacaciones -así lo cree el 45% de los entrevistados-, y a consumir bienes producidos en su entorno local. Más del 45% de la muestra prevé reducir su movilidad en comparación con las efectuadas en la actualidad.

También el control en todo el proceso logístico, así como la involucración en la entrega de los bienes solicitados, será muy importante para los consumidores. Por esta razón, las compañías se replantearán su comportamiento con los proveedores logísticos de low-cost -en los que el usuario puede seleccionar exclusivamente los servicios que necesita- y con los de alta tecnología, que ofrecen la posibilidad de controlar, a tiempo real, el producto solicitado.

De este modo, la estricta regulación medioambiental en ciernes y la costosa factura de la lucha contra las emisiones de CO2 impondrán cambios en el comportamiento de consumo y el modelo de producción en los próximos años. Y es que, con el fin de reducir emisiones (debido a su elevado coste), las empresas del sector transporte tenderán "hacia la colaboración y las agrupaciones cooperativistas, que ayudarán a aumentar su eficiencia. Esta tendencia ofrecerá nuevas oportunidades a las compañías del sector que estén capacitadas para adaptar sus negocios", indica el documento.

En este sentido, el estudio pronostica cuál será el escenario al que deberá enfrentarse la industria en el año 2030. Para entonces, la dependencia del petróleo, según PwC, "habrá caído drásticamente y el uso de las energías renovables se habrá generalizado, por lo que los proveedores de servicios logísticos no deberán preocuparse por los precios energéticos".

Prevé, además, que los avances tecnológicos permitirán el funcionamiento de gran parte de los vehículos con energía eléctrica. "Dentro de veinte años, la concienciación del consumidor con el medio ambiente será un hecho y, prueba de su compromiso con el medio ambiente, apostarán por productos y servicios que contengan el sello ecológico".

Para Álvaro Klécker, socio responsable del sector Turismo, Transporte y Servicios de PwC, “los próximos años serán cruciales para las empresas del sector, ya que experimentarán cambios en las redes de logística y en todo el entorno empresarial, el cambio climático y las emisiones de CO2 seguirán ganando importancia y los consumidores tomarán decisiones de compra cada vez más sostenibles".

"Todos estos cambios ofrecen nuevas oportunidades, pero es imprescindible realizar una planificación a largo plazo y una estrategia para que la cadena de suministro sea sostenible y así poder afrontar los desafíos del futuro", concluye.

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