Fracaso rotundo de la Ley Antitabaco: 300.000 fumadores más desde 2006

Pocos argumentos le quedan ya al Ministerio de Sanidad para continuar vendiendo la Ley Antitabaco de 2006 como la panacea del éxito, justificando con ello la ampliación que prohibirá fumar en todos los lugares públicos en 2010.

La entonces ministra de Sanidad, Elena Salgado emprendió hace tres años una frenética cruzada contra los fumadores, amparándose en los futuros logros: aseguró que en los siguientes dos años a la aprobación de la ley "se reducirá un 3% el número de fumadores, y el consumo un 5%". Por entonces, el 26,4% de los españoles fumaba regularmente (cada día).

Nada más lejos de la realidad. El balance de estos tres años difícilmente podría ser más negativo. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, recogidos en la Encuesta Europea de Salud en España, el consumo de tabaco ha sufrido un repunte de casi el 1%: en 2006 el 26,4% de la población mayor de 16 años fumaba habitualmente y en 2009 esta cifra se eleva hasta el 27,26%.

Es decir, que los 300.000 fumadores a los que Salgado quería exonerar de su vicio, no sólo han hecho oídos sordos al prohibicionismo, sino que ahora cuentan con otros 315.157 nuevos "compañeros" de hábito. Este es el "avance fundamental" que Salgado anunció a bombo y platillo.

Cuando Trinidad Jiménez asumió la titularidad del Ministerio de Sanidad, todo fueron elogios a la ley de su predecesora. De hecho, llegó a afirmar que "al año siguiente de que se aprobara la ley, habían dejado de fumar más de un millón de personas" justificando el endurecimiento de la misma para "cubrir las lagunas". Además, no explicó de qué mediciones salía ese millón.

Pero las únicas cifras oficiales, proporcionadas por el propio INE, desautorizan por completo al Ministerio para continuar en esa senda de anotarse victorias en materia de salud pública. Tres años de prohibicionismo, de continuas y asfixiantes subidas de los impuestos, y de eslóganes contra el tabaco, cuyo resultado es un incremento de fumadores. Irónicamente, aumentan exactametne en la misma medida que deberían disminuir.

A pesar de todo, desde Sanidad, no tardarán en buscar otro dato que les sea más afín dentro de la encuesta, y así evitar rendir cuentas del estrepitoso fracaso de esta ley.