Nuevo episodio del caso del chivatazo a ETA que compromete aún más la actuación del ministro del Interior. Según informa La Gaceta, José María Ballesteros, policía imputado por el Faisán, está a punto de convertirse en inspector jefe de la Policía Nacional.
Este agente está imputado por un posible delito de revelación de secretos y colaboración con organización terrorista. De hecho, los investigadores consideran que Ballesteros fue la persona que entró en el bar Faisán y le entregó el teléfono móvil a Elosúa para que luego el jefe superior de la Policía del País Vasco, Enrique Pamíes, le avisara de la operación policial en marca. Pero a pesar de ello, Rubalcaba no ha abierto ningún tipo de expediente al agente.
Es más, este martes Ballesteros acudió a Madrid para realizar la prueba de la oposición para inspector jefe. Dentro de la Policía se considera este procedimiento como un "coladero" para la promoción interna. La otra pasa por la antigüedad, requisito que no cumple el imputado porque lleva seis años de inspector y se requieren quince.
Sin embargo, el Tribunal Calificador ha dado el visto bueno de Ballesteros en el proceso selectivo. El 21 de mayo acordó dar luz verde a Ballesteros al incluirle en la lista de admitidos para poder realizar la prueba en una lista en la que aparecían otros agentes descartados que no cumplían los requisitos.
Este agente declaró ya ante Garzón pos su implicación en el caso Faisán y afirmó no recordar si estuvo en el bar. "En la hora que me levanté me tomaría un café con toda seguridad. Pudo ser ahí, es que no lo sé", sentenció.