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La F1 vuelve a Canadá con el Mundial al rojo vivo

Después de un año fuera del calendario, los motores de la Fórmula Uno vuelven a rugir en el histórico circuito de Gilles Villeneuve. El trazado canadiense es el mejor escenario que podríamos desear para vivir una nueva lucha entre Red Bull y McLaren, en la que esperamos también participe Ferrari.

Canadá es un Gran Premio, casi todos lo son, en el que uno no puede sentenciar la carrera hasta que los monoplazas cruzan la bandera a cuadros. Es uno de los Grandes Premios en el que más accidentes se producen, tanto es así, que es el único circuito del Mundial donde un muro tiene nombre propio. El Muro de los Campeones, situado en la entrada a la recta de meta, ha sigo testigo de momentos míticos en la Fórmula Uno, y han sido muchos los campeones que un día de carreras perdieron sus opciones de victoria al impactar contra él. Precisamente, fue bautizado así después de que en el Mundial de 1999, tres campeones del Mundo acabaran impactando contra el hormigón: Damon Hill, Michael Schumacher y Jacques Villeneuve. 

Un circuito agresivo para un campeonato agresivo. El Mundial llega al continente americano sin un líder claro y con muchas guerras abiertas en el seno de las escuderías. En el caso de Ferrari desembarcan en Montreal con una guerra contra sí mismos, una guerra contrarreloj por conseguir un coche competitivo y fiable. El pundonor de los de Maranello está en juego. Nos duele ver a Ferrari, a Fernando Alonso, luchando en la mitad de la tabla por entrar en los puntos, y nos preocupa que Ferrari asegure que, de momento, ésta sea la única mecánica de la disponen. El piloto español ha querido tranquilizar a los aficionados anunciando que el equipo tiene preparado para Canadá un paquete de mejoras, de las que el asturiano ya ha dicho no sabe si serán suficientes para recortar la ventaja que Red Bull y McLaren les lleva. Las cosas no están saliendo como esperaban, pero la escudería que dirige Stefano Domenicali sigue viva, gracias en parte a los errores de sus rivales directos. Sólo catorce puntos separan a Fernando Alonso, cuarto en la general, del líder del Mundial, Mark Webber. 

La guerra de Red Bull 

La segunda de las contiendas que llega abierta a Canadá tiene a este último piloto como protagonista. Red Bull vivía en el último Gran Premio de Turquía su peor pesadilla. Sus dos pilotos chocaban cuando lideraban la carrera y los tambores de guerra empezaban a sonar dentro de la escudería austriaca. Cristian Horner, jefe de equipo, no ha querido señalar al culpable de la fatal maniobra. Pero vistos los vídeos, no hay lugar a la duda, Vettel se sale de la trazada e impacta con el monoplaza de su compañero, que tampoco cedió un metro al alemán. Quizás a Vettel le pudieron los nervios, o el orgullo de demostrar que todavía es el hombre fuerte de Red Bull. No debe ser plato de buen gusto ver cómo tu propio compañero de equipo, al que considerabas más un acompañante que un rival, te supera y se muestra, como lo ha hecho Mark Webber, intratable. 

Más listos parecen en McLaren. La escudería de las fechas plateadas se ha concentrado en el campeonato, en mejorar las prestaciones del monoplaza. Llegan al circuito de Montreal más igualados a los Red Bull que nunca, y con el aliento que da haber hecho un doblete en Turquía. Sus dos pilotos, Button y Hamilton, están segundo y tercero del campeonato, respectivamente. Los dos ingleses no ocultan sus ganas por revalidar su título de campeón, pero si tuviera que apostar por alguno de los dos lo haría por Hamilton. Es el piloto que más agresivo se muestra en pista. El inglés ha madurado y se nota. Mide cada frenada y no titubea cuando tiene que rebasar a un rival. 

Montreal, un circuito exigente 

Así las cosas, quién se atreve a hacer un pronóstico. Canadá es un Gran Premio muy exigente con las mecánicas de los coches. A largas rectas, donde se superan los 300 kilómetros hora, se unen fuertes frenadas que ponen a prueba la estabilidad de los monoplazas. Red Bull deberá demostrar si ya han encontrado una solución a los problemas de frenos que han atesorado durante toda la temporada. También será un examen para los motores Ferrari que deberán ir a tope de revoluciones el 60 por ciento de la carrera. 

Pero en el circuito de Montreal a veces no es suficiente con que el coche vaya bien, también es vital sortear los accidentes. En 2007 sólo acabaron 12 monoplazas y los espectadores se estremecieron cuando el BMW de Robert Kubica salió por los aires e impactó contra el muro a más de 300 kilómetros hora. El polaco volvió a nacer aquel domingo. 

Si hacemos caso de las estadísticas, Ferrari debería ir bien en el trazado canadiense. Allí han ganado en once ocasiones y ha sido uno de sus pilotos insignia, Michael Schumacher, hoy luchando con Mercedes, el que más veces ha salido victorioso. Sin embargo, el último Gran Premio de Canadá, celebrado en 2008, fue testigo del último doblete de la escudería BMW, y dio a Kubica lo que le arrebató el año anterior, la victoria. El brasileño Felipe Massa fue quinto y Kimi Raikkonen, ahora de incursión en el mundo de los rallys, quedó fuera de carrera después de ser envestido en la calle de boxes por un desenfrenado Hamilton, que está vez sí fue sancionado por la FIA. 

Se pueden hacer muchos pronósticos, pero quizás el único seguro es que no habrá tiempo para el aburrimiento. 

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