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El síndrome de la Moncloa pasa factura al psiquismo de Zapatero

En un reportaje publicado este domingo por el diario ABC, el psiquiatra José Cabrera explica por qué cuando Zapatero llegó a la Moncloa era un tipo risueño y optimista y ahora, seis años después, su semblante está marcado por la preocupación.

En un reportaje publicado este domingo por el diario ABC, el psiquiatra José Cabrera explica por qué cuando Zapatero llegó a la Moncloa era un tipo risueño y optimista y ahora, seis años después, su semblante está marcado por la preocupación.

Ante sus cambios de parecer y sus opiniones contradictorias, muchos ciudadanos se habrán preguntado alguna vez si el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero está en condiciones psíquicas para gobernar. En un reportaje publicado este domingo por el diario ABC, el psiquiatra José Cabrera explica cómo está desgastando el poder el estado mental del presidente.

Si cuando llegó a la Moncloa en 2004 Zapatero era "risueño, simpático en el trato cercano, de mirada rápida a uno y otro lado, con gestos espontáneos, y optimista a todo trance"; ahora, seis años después, se le puede ver "cabizbajo", "con una sonrisa hierática como cristalizada", "serio tras la sonrisa", con "labios apretados de preocupación" enquistado en su "afán por evitar el no", "ansioso por reescribir el pasado" y "estupefacto ante los reveses de la política".

El especialista señala que el perfil del jefe del Ejecutivo es de "ingenuidad incompatible con el cargo". Se trata de conductas que perfilan la influencia que en él tienen "su propio y peculiar mundo interior". Así lo ha demostrado desde que llegó al poder Zapatero en "su persistencia inicial en la posibilidad de un diálogo con ETA a todas luces inviable, su posicionamiento con líderes iberoamericanos infantiles y autocráticos, su rechazo un tanto inmaduro de la política imperialista de EEUU, la insistencia en doctrinas de difícil o inasequible logro como la Alianza de Civilizaciones, la inaudita persistencia en aunar posturas entre sindicatos y patronal con posiciones ambiguas y elásticas y el flujo constante de afirmaciones contradictorias ante hecho políticos nacionales e internacionales".

Hoy los más audaces, según el psiquiatra, han aventurado la palabra "deprimido" para calificar su estado de ánimo de José Luis Rodríguez Zapatero en los últimos tiempos. Sus más allegados le han visto recientemente lento de respuestas, con poco apetito y ausente en muchos debates públicos, como escondido y a la espera. Y es que el desgaste del poder o síndrome de la Moncloa le está pasando factura. En opinión de José Cabrera, "los ciudadanos debemos preocuparnos por la salud mental del dirigente".

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