Menú
VITAL PARA CREAR NUEVOS MEDICAMENTOS

Demuestran que un gen es el responsable de aumentar o disminuir el dolor

Una investigación ha demostrado que el gen de la adrenomedulina actúa aumentando o disminuyendo el dolor, ya que incrementa la sensibilidad al dolor cuando se trata de reflejos medulares, pero funciona como un anestésico al reducir esa sensibilidad cuando ésta necesita llegar hasta el cerebro.

Esta es una de las conclusiones de un proyecto de investigación sobre la influencia del gen de la adrenomedulina en el proceso de la sensibilidad al dolor, en el que han participado científicos del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR) y del Instituto Cajal, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El director del proyecto y jefe de Grupo del Área Oncológica del CIBIR, Alfredo Martínez, ha indicado a Efe en Logroño que la adrenomedulina, que es un gen protector del cerebro, está presente en los ganglios raquídeos, en la médula espinal y en muchos núcleos cerebrales y tiene una influencia sobre el dolor.

El resultado de este estudio, desarrollado durante los dos últimos años, es importante ante el diseño de nuevos medicamentos para manejar el dolor porque "no es lo mismo si un gen aumenta o disminuye ese dolor y, evidentemente, el medicamento tiene que ser diseñado de distintas maneras", ha añadido.

"Este estudio -ha subrayado- sugiere que la adrenomedulina formaría parte de un bucle inhibidor de la sensibilidad al dolor situado en el tronco del encéfalo".

En el desarrollo de esta investigación se han utilizado ratones modificados genéticamente, a los que se les había suprimido el gen de la adrenomedulina, y se han comparado con ratones silvestres normales.

Martínez ha afirmado que los test empleados para investigar la sensibilidad al dolor se hacen con ratones y, para medir reflejos medulares, se introduce la cola del ratón en un baño con agua a 45 grados y se controla el tiempo que tarda el animal en retirar la cola del agua.

Para medir la sensibilidad con participación de núcleos cerebrales, se pone al ratón sobre una superficie caliente y también se mide el tiempo que tarda el animal en advertir esa temperatura, con el establecimiento de un tiempo máximo de veinte segundos para evitar que se produzcan daños tisulares en los animales.

Ha detallado que, "aunque habitualmente se hace todo lo posible para evitar el dolor, éste es un mecanismo de defensa muy útil para la supervivencia humana", ya que es "un sistema que avisa de que una parte del cuerpo está en contacto con situaciones potencialmente dañinas para poner remedio de la forma más rápida posible".

Además, existe el dolor crónico, que suele estar asociado a enfermedades de larga evolución y que conviene aliviar para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Martínez ha precisado que, en general, se distinguen dos tipos de respuesta ante estas agresiones, como las automáticas, que se resuelven a nivel medular sin que la información llegue al cerebro y que constituyen los llamados "reflejos", como el patelar -golpe en la rodilla y movimiento involuntario correspondiente-; y las que implican un procesamiento encefálico.

En Tecnociencia

    0
    comentarios
    Acceda a los 1 comentarios guardados