Bajo una nevada inmisericorde y con un campo en condiciones que estaban lejos de ser ideales, el Atlético trató prácticamente desde el comienzo de sacar lo mejor de la situación y de hacer sus deberes en Leverkusen, quedando a la espera de que el Aris griego no ganase su compromiso.
La búsqueda de la portería contraria fue el objetivo desde el comienzo y relativamente pronto, en el minuto 10, llegó la primera ocasión para los rojiblancos con una gran jugada del Kun Agüero por la derecha cuyo centro no alcanzó a rematar Diego Forlán por centímetros.
En el 32 Forlán volvió a tener una gran ocasión, tras una excelente jugada de Simao por la izquierda. El uruguayo remató sin mayor precisión y su disparo fue interceptado con el cuerpo por el meta Fabian Giefer. En el 38, otra vez Forlán estuvo cerca del gol, con un remate desde fuera del área que pasó cerca del poste izquierdo.
El Atlético era el equipo que mandaba en el campo, en un partido de calidad escasa, lo que en parte podía deberse a las condiciones atmosféricas. Sin embargo, al comienzo de la segunda parte el Leverkusen logró contrarrestar la presión atlética, poniendo el balón en la mitad rival.
Las llegadas a la portería de De Gea no eran muchas, la primera clara fue un remate desviado de Stefan Kiessling en el 57, pero el equipo de las aspirinas logró al menos desactivar las acciones ofensivas contrarias. La segunda llegada del Leverkusen, De Gea no había parado una sola pelota, terminó en la red en el minuto 69. Fue un pelotazo largo, que encontró Patrick Helmes a quien Amaranto Perea no pudo detener por más que forcejeó con él dentro del área. Helmes disparó raso y de Gea nada pudo hacer.
El Atlético logró hacer renacer las pocas esperanzas que tenía, el resultado parcial del Aris no daba para sueños, cuando en el 73 el recién ingresado Fran Merida aprovechó un balón que había quedado huérfano en el área alemana para marcar el gol del empate. Para más no alcanzó el partido. Hubo ocasiones para ambos equipos pero el gol que le permitiera al Atlético soñar un poco no llegó nunca. Además, la victoria del Aris 2-0 ante el Rosenborg noruego dejó a los rojiblancos completamente sin opciones.
El Getafe salva la honra
El Getafe ha salvado la honra en su despedida de la Liga Europa ante el Young Boys suizo, al que ha ganado con suficiencia en un choque sin ninguna historia y en el que el club madrileño pudo presumir del buen trabajo que está haciendo con la cantera. Los apenas 1.200 espectadores que acudieron a ver una película que de antemano podría ser de terror por la entidad del rival y por el frío gélido que caía sobre Madrid, se llevaron una grata sorpresa con el espectáculo del Getafe, por lo menos el de la primer parte.
No fue el de sus mejores momentos, pero sí ofreció un partido ameno y entretenido, con acciones constantes en las dos áreas, fruto de la relajación de ambas escuadras por la falta de presión. En uno de esos múltiples acercamientos fue cuando acertó Adrián Sardinero con una incursión por la banda izquierda que llevó hasta el límite para batir al portero Marco Wölfli.
Su acción fue un resumen del primer periodo: velocidad, descaro y buena definición, características que no cumplieron del todo los suizos por culpa de Óscar Ustari, que estuvo muy acertado en un par de acciones. A los helvéticos les faltó la definición.
El paso por vestuarios calmó un poco el ímpetu de los hombres de Míchel, que hizo debutar al cuarto canterano, Alberto Escassi, un centrocampista organizador que jugó 34 minutos al lado de Javier Casquero. El chaval se manejó con mucha corrección, igual que sus compañeros del filial, que, junto a Ustari, salvador con paradas increíbles, supieron aguantar el resultado durante todo el segundo acto.