Nadie duda a estas alturas de que la designación de Qatar como sede del Mundial de 2022, el pasado 2 de diciembre, se debió fundamentalmente al dinero. Lo cierto es que ése fue un mal día para España que, conjuntamente con Portugal, aspiraba a albergar el torneo en 2018. Pero la FIFA se lo dio a Rusia. Un claro signo de que el máximo organismo futbolístico mundial se mueve por el vil metal, por los petrodólares tanto en el caso qatarí como en el ruso.
Pero lo que hasta ahora desconocíamos era la cantidad invertida por los jeques árabes para ganar la elección: según el prestigioso diario financiero, fueron más de 32 millones de euros. The Wall Street Journal asegura que se incluyeron inversiones en los países natales de los miembros del Comité Ejecutivo responsables de elegir al organizador. Y para ello cita como fuentes los documentos internos y los correos electrónicos del comité organizador del emirato. Añade que algunos de los responsables de la FIFA habrían recibido más de un millón de dólares por los patrocinios.
Por contra, los 33 millones de dólares que el Gobierno australiano gastó en dos años en promocionar su candidatura no dio el mismo resultado que el de Qatar, pues los oceánicos lograron un solo voto por parte del Comité Ejecutivo de la FIFA.
La selección del emirato presenta serios inconvenientes, como las altas temperaturas que se registran en verano, rondando los 50 grados –a este respecto, el presidente de la Federación Internacional, Joseph Blatter, ya se ha mostrado partidario de que el torneo se dispute en invierno– o la inversión necesaria para dotar al país de la infraestrucura necesaria. Y es que la candidatura fue un proyecto con muchos castillos en el aire: de los doce estadios que propuso para cumplir con la cifra mínima que exige la FIFA, tendrá que renovar tres y construir los nueve restantes.
A principios del pasado mes de octubre, dos meses antes de la elección, el entrenador del Barcelona, Pep Guardiola, mostró su apoyo a Qatar 2022, considerando que el país en el que vivió dos años –jugó en el Al-Ahli SC Doha entre 2003 y 2005 antes de retirarse– está lo suficientemente preparado, lo que le ha granjeado fuertes críticas. Incluso se especuló que el técnico barcelonista hubiera cobrado un millón de euros por apoyar la candidatura qatarí. Otro de los ilustres personajes del mundo del fútbol que la ha secundado es Zinedine Zidane, hoy con un cargo de responsabilidad en el Real Madrid: consejero deportivo del presidente del club, Florentino Pérez, y enlace con la plantilla del primer equipo.