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'World of Warcraft: Cataclysm', el mejor modo de descubrir un clásico

La saga que abrió al gran público el mundo de los videojuegos online de rol recibe su tercera entrega.

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Blizzard Entertaiment lo ha vuelto hacer. Cuando ya creíamos que World of Warcraft: Wrath of Linch King sería el techo que pondría fin al más exitoso MMORPG de la historia de los videojuegos, esta nueva vuelta de tuerca demuestra lo equivocados que podíamos estar. Lo que Blizzard prometió en la Blizcom 2009, WOW: Catacliysm lo ha cumplido, y con creces.

Lo mejor:

  • El viejo mundo del juego ha sido prácticamente remodelado palmo a palmo.  
  • La dificultad más accesible y la simplificación de todo el sistema de juego lo hacen ideal para estrenarse en el mundo de Wow.
  • La banda sonora ha de escribirse en mayúsculas. Épica, grandiosa y perfectamente orquestada.
  • Y, por supuesto, dos nuevas razas con las que jugar.

Lo peor:

  •  Los territorios de la primera ampliación, Wow: Burning Crusade, no han sufrido casi cambios.
  • El que sea más accesible puede acercar a nuevos jugadores pero también que resulte demasiado fácil para los expertos.
  • Para disfrutar completamente de todas las opciones es necesario haber adquirido previamente las ampliaciones anteriores.
  • El desarrollo de las misiones (eliminar monstruos, recolectar objetos y realizar encargos) sigue siendo repetitivo. A veces parece más que estemos haciendo la compra.

Desde su lanzamiento en 2004 World of Warcraft ha sido todo un fenómeno de masas. Ya sea en EEUU, Europa o Japón, el juego ha ganado tantos adeptos que a finales de 2007 se contó que había tantos jugadores activos como toda la población de Suiza. Y es que más que un juego era una experiencia que evolucionaba. A cada nuevo parche y ampliación, se añadían nuevas localizaciones, objetos, aventuras, razas, profesiones y personajes.

Con la salida de Wrath of Lich King no sólo se añadió una nueva clase de personaje, el temido Caballero de la Muerte, reservada únicamente para jugadores con algo de veteranía, sino que también se implementaba un nuevo tipo de juego a través del cual cada vez que el jugador completara una nueva misión cierta parte del entorno evolucionaba y cambiaba, adaptándose al devenir de los acontecimientos.

La buena respuesta que tuvo por parte de los jugadores fue enorme; hasta tal punto que sin que hubieran publicado sus parches definitivos, Blizzard anunció que ya preparaba una nueva y más impactante expansión: Cataclysm.

La belleza de Cataclysm reside en su simpleza. Blizzard ya había descubierto todos los continentes de Azeroth, el mundo de WOW, e incluso también había abierto la puerta a otro planeta. ¿Entonces, qué quedaba? La respuesta era obvia: borrón y cuenta nueva.

Un dragón gigante y demoníaco, llamado Alamuerte, que representa la fuerza elemental de la tierra, despierta de su largo sueño. Y lo primero que hace es sacudir las entrañas del mundo. Terremotos, tornados, tsunamis y toda clase de catástrofes naturales asolan las tierras de Azeroth.  Los resultados son zonas inundadas, brechas que separan valles, volcanes reactivados, pueblos y ciudades derruidos, montañas desquebrajadas... Todo lo que conocíamos cambia.

Dos nuevas razas

En medio de todo este caos, llegan dos nuevas razas para las dos facciones enfrentadas en el juego. Por un lado, al bando de la Alianza (humanos y sus aliados) llegan los Huargen, una raza de hombres lobos inteligentes, exiliados de su lejana tierra por los No-Muertos. Por otro, la Horda (orcos, minotauros, trolls y otros monstruos) podrá contar con los Goblins, unos taimados hombrecillos de piel verdes amantes del dinero y de las cosas que explotan.

Junto a ellos se añaden tres nuevos Campos de Batalla (zonas de juego Jugador contra Jugador) donde las posibilidades de usar maquinas de asedio y aplicar tácticas avanzadas de estrategia por equipos se sofistican más todavía.  

Por si esto fuera poco aliciente, a los jugadores que se les quedó pequeña la anterior expansión, Cataclysm les ofrece la posibilidad de subir hasta nivel 85 (frente al anterior límite de 80) y de visitar una nueva zona y sus consiguientes mazmorras: el fondo oceánico y el Maelstrom, bajo el cual se extiende la residencia submarina de los Dioses Antiguos y sus servidores, los Naga.

Además, hay una nueva habilidad de Arqueología, que invita al jugador a visitar las vieja áreas de juego en busca de restos arqueológicos con los que aumentar sus atributos.

Por desgracia, para poder disfrutar de estas novedades hace falta haber adquirido las ampliaciones anteriores y la mejora de usuario que llevan subscritas cada una.

Claro que Blizzard no se olvida de los nuevos jugadores ni de aquellos que aún no hayan actualizado su cuenta. Sea cual sea su caso, podrán igualmente disfrutar de cambios tales como interfaces mucho más sencillas; amplias opciones de personalización de personaje; nuevas misiones que muestran la evolución de los reinos (muchas de ellas con retrospectivas al antiguo mundo de Warcraft);  la posibilidad de sobrevolar todas las zonas de juego a lomos de una montura voladora y de disfrutar de nuevas misiones.

De forma global podemos decir que la jugabilidad y la suavidad de movimiento de Cataclysm, salvo mala conexión de red, ayuda a que cada partida se pase volando. Esta velocidad aumenta ahora gracias a las múltiples ayudas para las misiones, señales, retratos y guías, que antes solo se podían conseguir a través de adds-on y mods piratas, y que en contrapartida ralentizaban mucho las partidas.

Quizá la única crítica a este respecto se le puede hacer es que el sistema de misiones sigue siendo repetitivo y si se abusa del juego, puede resultar monótono.

Como guinda, cabe destacar que muchas nuevas quests son guiños a películas y series míticas,  desde el anime Robotech a los libros de Julio Verne, pasando por Rambo y Liberad a Willy, así como de otros juegos como Bioshock, ya que en una de las misiones el jugador pilotará el homólogo en WOW de un Big Daddy.

Apartado técnico

World of Warcraft nunca ha sido conocido por desbordantes gráficos que rayen en lo realista. De hecho, recurre a un estilo cartoon sofisticado.

En todo caso, los gráficos en juego han sufrido una mejora geométrica respecto a las anteriores versiones con personajes mejor perfilados, que aparecen en mayor número, y escenarios algo más detallados. Las escenas cinemáticas sí son más que brillantes, espectaculares.

Además, la calidad de las voces de doblaje (muchas de ellas conocidas por series y películas) y la trepidante banda sonora logran crear un ambiente perfecto de fantasía, épica y aventura, sumergiendo de lleno al jugador en la trama rolera del juego.

Por desgracia, la complicación de un MMORPG es evidente y aún son frecuentes los glitches y los bugs, los cuales suele ser arreglados prácticamente cada semana, con el reinicio y mantenimiento de los servidores.

Conclusión

WOW: Cataclysm no es solo una ampliación, es un paso adelante. Lo que se preveía como una templada maniobra de marketing por parte de Blizzard para relanzar ventas, se ha revelado como un giro de genialidad que no solo reenganchará a viejos y hastiados jugadores, sino que sin duda hará picar a nuevos neófitos de esa gran religión de la red que es World of Warcraft.

Notas

Gráficos

Notables. Sin lograr gran nivel de detalle, WOW:Cataclysm logra funcionar a pleno rendimiento con una tarjeta gráfica de 256 MB.

7

Sonido

El doblaje ha mejorado muchísimo. La música es sin duda alguna uno de los apartados más destacados; tanto que sin ella sería imposible entender el Mundo de Warcraft.

9

Diversión

Si te gusta el rol y la fantasía, personalizar tu personaje, picarte con otro jugador en duelos online coincidirás con nosotros en que es una apuesta segura.

8,5

Total

Los veteranos de WoW disfrutarán redescubriendo el nuevo mundo cataclísmico de Azeroth pero también es una excelente entrega para iniciarse en la saga.

8

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