La oficina de estadística de la Unión Europea estimaba en noviembre que dentro de la Unión había algo más de 23 millones de desempleados, 16 millones de los cuales buscan trabajo en la eurozona. Es un desempleo muy mal repartido geográficamente. Mientras algunos países como Holanda sortean la crisis internacional con tasas de desempleo del 4,4% otros como España sobrepasan ya cómodamente el 20%.
En conjunto, a lo largo de 2010 el paro ha descendido en seis países, ha permanecido estable en otros tres y se ha incrementado en 18. Las mayores caídas corresponden a Finlandia (de 8,8% a 7,9%), Suecia (de 8,7% a 7,8%) y Alemania (de 7,5% a 6,7%). Los mayores incrementos se han dado en Lituania (de 14,3% a 18,3%), en Grecia (de 9,7% a 12,9%) y Bulgaria (de 8,3% a 10,2%).
Pero el verdadero hombre enfermo de Europa es España que, con una tasa del 20,6%, duplica la media de los 27 (9,6%), triplica la de Alemania, cuadruplica de sobra la de Holanda (4,4%) y quintuplica la de Noruega (3,6%). Fuera del continente Estados Unidos se sitúa en el 9,8%, tasa igual a la que registran países del G8 como Francia y superior a la de Italia (8,7%), Bélgica (8,3%) y el Reino Unido (7,8%). Japón, sin embargo, se sitúa en la parte baja de la tabla con un modesto y esperanzador 5,1%
La dolencia española es más hiriente aún si se toman los datos de desempleo juvenil, aquel que se registra en el rango de edad comprendido entre los 16 y los 25 años. En este apartado España vuelve a doblar la media europea (21%) situándose en un descomunal 43% de trabajadores parados. De ahí habría que saltar al paro juvenil irlandés (28,4%) y al polaco (24,9%).
Por último, España es también el país con mayor paro femenino, un 20,8%, muy por encima del siguiente en la lista, Eslovaquia (14,4%) y a años luz de países como Alemania (6,1%), Holanda (4,5%) o Austria (4,4%).