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Jorge Vilches

Indignados contra el PSOE

Todo esto parece una maniobra del entorno de IU para hacer una campaña distinta, que le permita ganar al votante de izquierdas descontento con el PSOE.

Ahora sabemos que detrás de lo que se hace llamar Democracia Real YA está gente de IU y de su entorno. Pero se veía venir. Existía un alborozo desbordado en la izquierda radical ante las rebeliones que han tenido lugar en el mundo árabe, en las que supuestos movimientos espontáneos han derribado o erosionado regímenes y gobiernos. El mito del pueblo indignado, levantándose espontáneamente contra el sistema en nombre de la "justicia social", ha rondado al socialismo desde aquel fantasma marxista que recorría Europa. Poco importa que las diferencias entre los regímenes de Egipto, Túnez o Libia y el de España sean de bulto. "Es la primera vez –dicen– que vamos a aprender del norte de África".

Había indicios claros en el discurso de los "indignados" que mostraban que lo que había detrás de la crítica a la democracia era una propuesta totalitaria. Su manifiesto inicial responde al ideario ecoprogresista actual: la igualación social a través de la anulación del mercado, la economía sostenible, el ecologismo como religión, el Estado omnipresente y planificador, la reducción de los derechos a los bienes materiales, y el asambleísmo, todo ello hablando en nombre del pueblo, la sociedad o la ciudadanía. La palabra "libertad" no aparece ni se la espera.

Estos "indignados" creen que la reforma de la democracia consiste en disminuir la libertad para reforzar la "justicia social", que ha sido la coartada que históricamente han usado las opciones totalitarias, tanto fascistas como comunistas. Se trata de aumentar la presencia del Estado en la vida individual y colectiva, avanzando en la "democracia social avanzada". El modelo de estos "indignados" estaría más cercano al que quiere Hugo Chávez para Venezuela, que al que persiguen los países de la UE y las democracias más avanzadas del mundo.

Coincidimos en que el modelo de la Constitución de 1978 está viciado en parte de su entramado institucional. Pero el camino no es el de la servidumbre, sino el de garantizar la libertad estableciendo una verdadera separación de poderes, un modelo autonómico estable, seguridad para el libre ejercicio de los derechos individuales, una ley electoral más eficiente, e instrumentos que impidan la deriva hacia la partitocracia.

Sin embargo, todo esto parece una maniobra del entorno de IU para hacer una campaña distinta, que le permita ganar al votante de izquierdas descontento con el PSOE. Porque a quien más perjudica el movimiento de los "indignados" es a los socialistas. La necesidad de protección ante la derecha hará que el votante de izquierdas crítico con el PSOE vaya a IU, no a los socialistas como mal menor. Además, IU y los "indignados" les han arrebatado el discurso contra el modelo económico capitalista, algo previsible en tiempos de crisis. Y han equiparado al PSOE con el PP, al que José Blanco define como "derecha extrema". Por el contrario, esta demostración callejera que crítica la democracia y el orden social, moral y económico, a quien anima a votar es al elector del PP. Vaya chasco.

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