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Fundación Heritage

Juicio contra la Cruz del World Trade Center

Atender las exigencias laicas requeriría que el Gobierno rechazara la inclusión de una pieza importante de la historia simplemente porque también tiene connotaciones religiosas.

Los intentos de erradicar los símbolos religiosos de la arena pública iban a todo vapor la semana pasada cuando un grupo de ateos de Nueva York presentó una querella exigiendo que un fragmento del edificio conocido como la Cruz del World Trade Center se retire del Monumento y Museo del 11 de Septiembre en la Zona Cero.

Ateos de América afirma que la cruz, que fue trasladada a un sitio permanente la semana pasada en el tributo por el 11-S, no solo es "ofensiva y repugnante" para los no creyentes, sino que parece ser una fuente de molestias físicas para los ateos.

Dos días después de los ataques terroristas del 11-S, los equipos de rescate notaron unas vigas de acero en forma de cruz y en posición vertical entre los escombros de las Torres Gemelas. Ellos recuperaron el objeto de más de seis metros de altura y poco después le dijeron a un sacerdote de la zona que las vigas se convirtieron en "una señal de que Dios nunca nos abandonó en la Zona Cero".

En los largos días y meses de rescate y limpieza después del 11-S, los equipos de rescate, las familias de las víctimas y demás visitantes han visitado el improvisado monumento rezando por sus seres queridos y dejando recuerdos de los caídos. El reverendo Brian Jordan fue más allá en su explicación: "Nosotros lo interpretamos como una cruz porque estábamos en una necesidad desesperada de algún tipo de consuelo, apoyo, bálsamo y esta cruz nos lo dio". 

Sin embargo, lo que se convirtió en un símbolo de recuerdo y consuelo para muchos después de los horrores del 11-S es ahora una supuesta fuente de indigestión y náuseas para otros. En su demanda presentada la semana pasada exigiendo la eliminación de la cruz del Monumento y Museo del 11 de Septiembre que cuenta con fondos públicos, Ateos de América enumera "dispepsia", "dolores de cabeza" y "angustia mental" como lesiones físicas presuntamente sufridas por no creyentes al solo pensar que la cruz se incluya en una exhibición permanente.

Tal vez, pensando en las dificultades recientes de otros litigantes tratando de alcanzar respetabilidad legal, la organización presentó su demanda parcialmente con el argumento de que ver un símbolo religioso mostrado públicamente provoca lesiones físicas susceptibles de investigación judicial. Una portavoz dijo que para ella, la cruz no era nada más que un "pedazo feo de escombros que no representa nada.... sino horror y muerte".

La cruz, al igual que muchas otras piezas (incluyendo símbolos religiosos relacionados con el atentado y sus víctimas) que estarán junto a ella en el museo, representa un recuerdo histórico sobre la forma cómo la gente expresó su dolor y encontró consuelo en el lugar de los atentados terroristas. En un discurso radial esta semana, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, también defendió la inclusión de la cruz en el museo: "Esto influyó en la gente. Les dio fuerza. En un museo se quiere mostrar las cosas que afectaron el comportamiento de la gente en ese entonces, incluso aunque uno no crea que tenían razón. Es la historia. Los museos son para la historia".

No obstante, atender las exigencias laicas requeriría que el Gobierno rechazara la inclusión de una pieza importante de la historia simplemente porque también tiene connotaciones religiosas. El reconocimiento del papel de la cruz en estos eventos no representa un respaldo del Estado al cristianismo. Estos intentos de encubrir cualquier mención de las creencias religiosas en la arena pública distorsiona el diseño de libertad religiosa de Estados Unidos y retuerce la protección de la Primera Enmienda para la libertad religiosa (que no es lo mismo que exento de religión). Como Jennifer Marshall, de Heritage, explica sobre el modelo americano de libertad religiosa:

Lejos de convertir la religión en algo privado, asume que los creyentes y las instituciones religiosas tendrán papeles activos en la sociedad, incluida la participación en política, en la creación de normativas públicas y en ayudar a formar el consenso moral de la opinión pública. De hecho, los Fundadores consideraban la participación religiosa a la hora de moldear la moralidad pública como esencial para la libertad ordenada y el éxito en el experimento de autogobierno.

La querella de Ateos de América viene a continuación de otra amenaza de acción legal por ateos que se sienten ofendidos ya que un letrero de una calle de Brooklyn se rebautizó ceremonialmente como "Siete Camino al Cielo", en honor de los siete bomberos que murieron rescatando a otros el 11-S. Kenneth Bronstein de Ateos de Nueva York, uno de los demandantes en el caso de la Cruz del World Trade Center, afirma que el sentido religioso de la palabra cielo en un letrero público es enormemente "ofensivo". Sin embargo, estos heridos sentimientos tan fuera de lugar –al igual que esos delicados estómagos­– tienen pocas posibilidades de convertirse en un serio argumento constitucional en Estados Unidos.

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