
El 27 de abril de 2021, Tomás Gimeno no entregó a las pequeñas Anna y Olivia a su madre. Beatriz Zimmermann intuyó que algo malo les había pasado. Llamó al padre de sus hijas para asegurarse de que todo iba bien. Él le dijo que sí, que llevaría a las niñas a su casa después de cenar. Le mintió. Para entonces, ya había acabado con la vida de ambas. Tiró sus cuerpos al mar y después se suicidó.
Pasaban las horas y la preocupación se convirtió en agonía. Ante la ausencia de noticias, pensó que su expareja se había fugado en un barco llevándose con él a las menores. Pero la embarcación apareció vacía frente a las costas de Tenerife, dando un vuelco a la investigación. Pasados cuarenta días, hallaron el cuerpo de la mayor de las hermanas —Olivia, de 6 años—. Se confirmaba así la peor de las hipótesis.
"El caso de Anna y Olivia marcó un antes y un después. Teníamos la esperanza de que estuvieran retenidas y pudiésemos encontrarlas en buen estado. El desenlace conmocionó a toda la sociedad", señala Joaquín Amills, presidente de SOS Desaparecidos y portavoz de la familia. "Supimos entonces hasta dónde podía llegar la maldad de un ser humano. El padre lo hizo de la forma más cruel y cobarde", añade.
El hallazgo del cadáver de Olivia fue clave para conocer lo que ocurrió la noche de los hechos. "Fue un milagro", exclama Amills, "la vida nos regaló saber la verdad". El sufrimiento de la madre de las niñas hubiese sido aún mayor si cabe de no haber tenido la certeza de que estaban muertas. De haber habido alguna posibilidad de que estuviesen vivas, la búsqueda hubiese sido eterna y el dolor no le habría permitido avanzar.
"Beatriz ha sido un ejemplo", afirma en declaraciones a Libertad Digital. "Es una persona que admiro por su entereza y por ser buena gente. Para que todo el mundo lo pueda entender: nunca, ni en los peores momentos, la he oído pronunciar una palabra de odio", explica. "Yo creo que pertenece a esa gente que piensa que la vida siempre te da nuevas oportunidades. Es admirable".
La ayuda de Elsa
El 26 de abril de 2022, un día antes de que se cumpliese el primer aniversario de la desaparición y muerte de las menores, nació Elsa. "Una niña preciosa, de ojos azules, que —a los que la conocemos— nos recuerda muchísimo a sus hermanas. Ella es todo para Beatriz, todo", exclama Amills.
La llegada al mundo de la pequeña supuso un balón de oxígeno para su madre. Le ayudó a levantar el ánimo y a que la fecha no fuese "tan dramática". Tenía un buen motivo para volver a sonreír. "Sin ella, no sé cómo hubiera sido el futuro de Beatriz", reconoce el amigo de la familia. "Y, por supuesto, su marido —Eric— aquí ha jugado un papel importantísimo".
"Este año es distinto", advierte. Beatriz es más consciente de todo, de su dolor. Amills insiste en la necesidad de seguir avanzando como sociedad en favor de los niños. "Las desapariciones son luces rojas de lo que está pasando", explica. "Todos tenemos que estar atentos a las señales. Los niños no pertenecen a nadie. Son de la vida. Y tenemos que cuidar de ellos".
El legado de Anna y Olivia
De alguna manera, Joaquín pide a las autoridades que el asesinato de Anna y Olivia a manos de su padre no quede en el olvido, que tengamos presente "el legado que nos han dejado". "El pueblo descubrió hasta qué punto podía llegar el horror" y observa con tristeza que "con el paso del tiempo, como en tantas y tantas cosas que suceden en nuestra sociedad, los políticos miran a otro lado".

"Tenemos que recordar lo que nunca debe suceder. Tenemos que gritar que basta ya de que los niños sean usados como moneda de venganza, que basta ya de sustracciones parentales, que basta de las peleas delante de los niños, que basta ya de todo aquello que enturbia la infancia inocente de los menores", indica.
"Beatriz siempre ha dicho que lo importante es que tanta crueldad haya servido para algo. Hay gente que me critica cuando digo esto. Pero lo digo porque sé, lo sabemos, que Olivia y Anna han salvado muchas vidas. Mucha gente, que no veía la posibilidad de que sus hijos corrieran peligro, ha abierto los ojos. Nos han llegado muchos correos de personas que a raíz de su caso pusieron remedio".


