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Jake Sandoval

Mercedes Milá triunfa en la Feria del Libro

La sensación de la feria ha sido, como no podía ser de otra forma, Mercedes Milá y su nuevo libro, claro síntoma del devenir de la alta burguesía catalana.

La sensación de la feria ha sido, como no podía ser de otra forma, Mercedes Milá y su nuevo libro, claro síntoma del devenir de la alta burguesía catalana.

José María Aznar dijo en su día que la excepción cultural era una herramienta para culturas en decadencia. Chirac, padre de esta doctrina y exponente máximo del orgulloso francés, nunca le perdonó al marido de la alcaldesa semejante afirmación. La excepción cultural francesa es una guerra que lucha por la cultura francesa desde 1993, y que ha recobrado fuerza en las últimas semanas, cuando se están renegociando los acuerdos de comercio internacional entre Estados Unidos y Europa. Incluso Steven Spielberg y Harvey Weinstein, dos pesos pesados de la industria americana del cine, la defendieron en el último festival de Cannes.

Los críticos opinan que en España ese sistema de subvenciones y estímulos no genera sino ineficiencias y que es el propio espectador el que debe decidir qué quiere ver y leer. Aunque el sistema tiene aspectos positivos, por ejemplo el hecho de que en Francia no se traduzcan las películas americanas, y su efecto positivo sobre todo en el aprendizaje de idiomas, esa gran asignatura pendiente de los españoles.

Los "expertos" llevan años pronosticando una muerte lenta del libro en su formato tradicional, que será canibalizado por internet y las tabletas. Y consecuentemente las pequeñas librerías, que no tendrán oportunidad de competir. Yo prefiero pensar que a diferencia de los periódicos y revistas, y dado el esfuerzo y las horas que cuesta leer, es difícil pensar que alguien no quiere conservar el soporte que ha paseado tanto tiempo por trenes y autobuses. Los libros son antimodernos por naturaleza, todo lo contrario a la nueva era tecnológica en que todo se obtiene sin esfuerzo, a golpe de click.

En Madrid, pasado el ecuador de la Feria del Libro, parece que por primera vez los resultados han sido mejor de lo esperado, aunque el sector editorial sigue cruzando los dedos para no llevarse un disgusto, ya que la alegría no suele durar en la casa del pobre. La meteorología esta vez ha sido aliada de la feria ya que el verano sigue sin asomar en el poblachón manchego. En España por lo menos, y a diferencia del cine y el encarnizado debate que provoca siempre sus  galas de los premios Goya, el sector del libro se muestra pacifico.

La Feria del Libro de Madrid es un muy buen ejemplo de ello. Es fácil ver el último libro de Varela Ortega sobre la crisis institucional española al lado de libros sobre el 15M, y entremedias casetas de poesía o de editoriales pequeñas. Los mas snobs se asoman a ver las novedades de Atalanta, la editorial de Jacobo Siruela donde todo son tonos azules e hipnóticos. Ahí todo gira en torno a lo onírico, la filosofía y Casanova. No nos referimos a su excuñada Genoveva, a pesar del amor que profesa por Quevedo, sino a Giacomo, el gran galán del siglo XVIII. Sin salir de los Alba otro de los libros estrella este año es el de Emilia Landaluce sobre Jacobo Alba. Aunque este año la sensación de la feria ha sido, como no podía ser de otra forma, Mercedes Milá y su nuevo libro Lo que me sale del bolo, claro síntoma del devenir histórico de la alta burguesía catalana.

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