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Los malos modos de los guardaespaldas de los duques de Palma

Durante una escapada a Francia los duques se vieron rodeados por turistas españoles, y el servicio de seguridad actuó con notable dureza.

Los rumores y noticias de la Casa Real no cesan. Si hace un día se dio a conocer, de la mano de Iñaki Anasagasti, el presunto destino de los príncipes en sus vacaciones de agosto (luego desmentido tajantemente por la misma Casa Real), apenas unas horas después de filtran nuevos detalles sobre el descanso veraniego de los duques de Palma, uno de los centros de la polémica.

Durante sus vacaciones de verano en Bidart, Urdangarín, la infanta Cristina y sus hijos Miguel e Irene se escaparon a Biarritz, también en territorio francés. Allí, el abundante número de turistas españoles que descansan en esa localidad reconoció de inmediato a los duques. Por supuesto, les empezaron a hacer fotos con los móviles.

Éstos, quizá temiendo verse acorralados, o simplemente por ver perturbado su descanso, permitieron que sus guardaespaldas y su abundante servicio de seguridad -12 escoltas, ni más ni menos- exigieran a los viandantes, en ocasiones con muy malos modos, que no tomasen más fotografías ni tratasen de hablar con los miembros de la Familia Real. Según testigos presenciales, en ocasiones llegaron a pedir los teléfonos a los turistas.

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