En un mundo normal, no dejaría de resultar chocante que la hermana de la Princesa termine acaparando más titulares que la propia heredera pese a su intensa actividad oficial y extraoficial (incluyendo concierto de The Killers en Madrid). Pero no estamos en un mundo normal. En sus ansias de resultar anónima, invisible, la atormentada Telma Ortiz consiguió sin pretenderlo opacar el momento álgido de doña Letizia, que el sábado inauguró los 40 con una espectacular y extensa sesión de fotos, que de hecho fue tan espectacular y eso, extensa, que fue calificada por muchos como excesivamente melosa.
La prensa se lanzó a especular con las razones del avistamiento en suelo patrio de Telma, casada con el empresario Jaime del Burgo. Tras fracasar en su épica batalla contra la libre información, la pareja dejó España para -se supone- establecerse en Londres, Nueva York, o quién sabe dónde, todo por alejarse de las garras de la (ya saben) terrible prensa rosa de nuestro país. Pero en contra de todo pronóstico, Telma reapareció en Barcelona para llevar a su hija al que ha sido hasta ahora su colegio habitual en la ciudad condal. El mutismo de la pareja nunca ha hecho sino reforzar la impresión de que algo se oculta bajo las cristalinas aguas de su matrimonio. Y he aquí que llegó una sentencia judicial para refrendar esa impresión. Tal y como publicó Europa Press, un juez prohibió a la hermana de Letizia llevarse a su hija a Nueva York a petición de su ex, Enrique Martín Llop. En palabras de Beatriz Cortázar en Es la mañana de Federico, "esas prisas por casarse después de un noviazgo repentino igual eran por acelerar el proceso" para obtener la custodia de la pequeña... algo que al final no se ha cumplido.
Otro que tal fue el Rey don Juan Carlos. Como aseguró Federico Jiménez Losantos en Es la mañana, el Rey no soporta e su hijo o la princesa sean quienes acaparen los titulares, incluso en un momento de bajo prestigio como el que atraviesa la institución. Quizá por eso, mientras Letizia y don Felipe afrontaban la poco agradecida ceremonia de la apertura del curso escolar, el Rey decidió tener de nuevo su minuto de gloria (o más bien treinta) recordándonos a todos sus miles de horas de vuelo y pilotando un avanzado y atómico Eurocopter que fue presentado este mismo lunes. Esta vez sin más incidentes.