Ayer miércoles Iker Casillas visitó la clínica Sanitas de La Moraleja para recibir el primer diagnóstico sobre la lesión de mano que se produjo en su último partido de Copa del Rey ante el Valencia, en una acción fortuita al intentar despejar un balón. Esa misma tarde, el portero acudía de nuevo al centro médico para realizar el preoperatorio.
Pasadas unas horas, el guardameta del Real Madrid abandonó la clínica, ya entrada la noche, acompañado de su novia, Sara Carbonero, después de que le revisaran la fractura en la base del metacarpo de su mano izquierda que le causó un golpe de su compañero de equipo Álvaro Arbeloa. Los flashes de las cámaras desvelaron el estado en el que se encontraba el vehículo de la periodista, un BMW de clase alta, mostrando rozaduras y golpes desde el morro hasta casi la parte trasera del coche y en ambos lados. En las imágenes, además, puede apreciarse el vendaje practicado al portero, que sin soltar la mano derecha de su teléfono móvil, saludaba a los medios gráficos allí presentes.
Sara Carbonero se ha convertido en un apoyo fundamental del guardameta del Real Madrid en su peor momento en lo deportivo, ya que esta es su lesión más larga desde su debut con el equipo blanco.