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La vida dio "jarabe de palo" a Pau Donés: su hija fue su gran refugio

Pau Donés ha fallecido. Deja atrás una vida con no pocas tragedias: el suicidio de su madre y su inestable vida sentimental, entre ellas.

Pau Donés ha fallecido. Deja atrás una vida con no pocas tragedias: el suicidio de su madre y su inestable vida sentimental, entre ellas.
Pau se divierte en la playa en 2011 | Gtres

Le habían pronosticado que le quedaban cuatro años de vida. Pau Donés ha visto transcurrir todo ese tiempo, con una prórroga de uno más. Hasta que le ha llegado su último suspiro, este martes negro para la música pop española, 9 de junio. Y se nos ha ido en paz, a los cincuenta y tres años, tras ese periodo de espera para abrazar finalmente a la Parca. Con una biografía en la que, al margen de sus éxitos musicales que contaremos en otra parte, arrastró un tremendo drama familiar y luego una inestable historia sentimental en la que sólo encontró alivio y amor junto a su hija.

Pau Donés nació en 1966 en la clínica barcelonesa de la Sagrada Familia. Disléxico e hiperactivo. En vísperas de cumplir dieciseis años su madre, Nuria, se suicidó. Primer palo de su vida; después llegarían otros más. El caso es que con un padre medio ausente, que era empleado de banco, Pau, el mayor de cuatro hermanos, hubo de encargarse entonces de cuidar de ellos. Estudiante de Ciencias Económicas, carrera que se autofinanció trabajando de camarero, de becario en un banco y hasta de modelo, porque él siempre tuvo un buen tipo y se le daban bien las "jais", como se llamaban entonces, vocablo espúreo que recogió en sus artículos Paco Umbral. Novias a porrillo tuvo siempre, incluso cuando le detectaron la fatal enfermedad.

Antes de dedicarse a la composición de canciones, Pau Donés trabajaba como publicista en una agencia. En sus ratos libres rasgaba con frecuencia una guitarra, regalo de su madre. Eso lo ayudaba en sus conquistas femeninas, y lo llevó a fundar un par de bandas y finalmente Jarabe de Palo. Cuando empezaba a disfrutar del éxito musical entró en su vida una mujer más especial que otras, pues sería la madre de su hija Sara. El nacimiento le sorprendió cuando iniciaba una gira por las Américas. Se fue de casa dejando solas a su compañera de entonces y a la niña. Tardó en verlas de nuevo. Fácil es de comprender que su unión sentimental se fue al garete, cansada la madre de la niña de sentirse sola. Pero la ternura de Pau y la comprensión de Sara dieron como resultado que padre e hija olvidaran aquel pasado. Sara ha estado siempre junto a su progenitor, cuidándolo, siendo su confidente, pues estaba al tanto del cáncer que iba minando, poco a poco, la vida de Pau.

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Pau Donés y su hija en Baqueira, año 2009 | Cordon Press

Cuando uno sabe que tiene unos plazos de vida, que se muere irremediablemente con una fecha determinada por la ciencia médica, es inútil rebelarse, pero quien es reo de una enfermedad como la que tuvo Pau Donés, cáncer de colon, suele ser presa de la depresión, como es comprensible. Pau la fue superando desde que un aciago día del mes de agosto de 2015 le detectaron su mal en una clínica de los Estados Unidos. Tenía cuarenta y ocho años. Reflexionó: tenía que resistir. De él supimos por las entrevistas que concedía, en las que, con aplomo, con una brutal sinceridad, confesaba: "La muerte la llevo encima". Dos años después, parecía curado, al menos temporalmente, hasta que su enfermedad se recrudeció. Y a partir de 2017 ya supo que no tenía remedio, que sus días estaban contados y había que exprimirlos. "Le perdí miedo a la vida", sentenció. Esas circunstancias no impidieron que el cantautor de "La Flaca" siguiera mantuvieron relaciones íntimas con un elevado número de admiradoras, de antiguos amores; incluso reanudó una vieja amistad con la amiga que también padecía cáncer. Y en la cama, como contaba él mismo, se reían al unísono mientras satisfacían sus fantasías sexuales. Así espantaban, siquiera por un rato, la sombra de "la Llorona", como cantan en Veracruz a esa dama que ha de esperarnos a todos un día.

Publicó unas memorias: 50 palos… y sigo soñando. Sí, porque jamás tiró la toalla, porque alimentaba, siquiera, un hálito de esperanza. Lo de los palos, era un término que había asimilado desde muy joven, de ahí el nombre de su grupo, Jarabe de Palo. En la terminología popular no es sólo un trozo de madera, como es obvio, sino el golpe de mala suerte que uno recibe. Y que en él se multiplicó. Porque sabiéndose muy enfermo soportó el dolor tras muy severas intervenciones quirúrgicas.

La sonrisa de Sara, su inseparable Sara, le ayudaba a seguir. Ella le animó, colaborando en un vídeo que en este último abril marcado por la pandemia, se difundió por las redes sociales y llegó a los programas de televisión. Un Pau Donés envejecido, con el rostro acusando la ferocidad de su muy deteriorada salud, cantaba a modo de testamento "Eso que tú me das", título de su disco postrero. Aún tenía pensado presentar otras canciones en septiembre. Pero su cita con la muerte, ya era inaplazable: la de este martes negro.

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