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El infierno que su primera mujer hizo pasar a Joaquín Prat y lo que pasó con la segunda

Joaquín Prat, senior, falleció hace ahora 25 años. Sus dos matrimonios fueron de lo más dispares.

Joaquín Prat, senior, falleció hace ahora 25 años. Sus dos matrimonios fueron de lo más dispares.
Joaquín Prat bromea con Florinda Chico | Gtres

Se ha cumplido un cuarto de siglo de la inesperada muerte de Joaquín Prat Carreras. Joaquín Prat senior para entendernos, puesto que su hijo, del mismo nombre, es desde hace unos años presentador muy conocido, en la actualidad del programa Cuatro al día, tras darse a conocer tiempo atrás en el de Ana Rosa Quintana. Tuvo aquel una existencia complicada, con una mujer que lo hizo muy infeliz en su primer matrimonio. Hasta que conoció a una bella danesa, con quien pudo casarse tras no pocos problemas, y que fue ya, hasta su muerte, quien le devolvió las ganas de vivir.

Fui amigo de Joaquín. Incluso colaboré a su lado en un programa de Radio Madrid. Lo complací cuando me dijo que soñaba con entrevistar algún día a su paisana, la gran Concha Piquer, reina de la copla, y logré llevarla hasta los estudios de Radio Madrid, donde el locutor valenciano inició su despegue popular. Antes, ni siquiera había pensado dedicarse a la radio; estudiante de Derecho, no pudo concluir la carrera porque el negocio paterno, una empresa de cristalería, quebró. Y Ximo (Chimo en castellano, como lo llamábamos amistosamente) hubo de buscarse la vida como pudo. Fue vendedor de helados, recepcionista en un hotel, friegaplatos en un restaurante londinense…

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Joaquín Prat en televisión | RTVE

Conoció a una irlandesa, Anne McKiernan, casándose en 1973. Tuvieron dos hijas, Anabel y Susana. De los primeros años de aparente dicha el matrimonio, instalado en Madrid, pasó luego por un auténtico infierno. La profesión de Ximo lo obligaba ir a cócteles, estrenos, fiestas, lo que su mujer no acababa de entender, cuando él regresaba tarde a casa por tales compromisos. Muy religiosa, actuaba con rigidez, no sé si con fanatismo también, en aquel hogar donde Joaquín Prat se hallaba a merced de los criterios de la irlandesa. "Vivo en un infierno", me confesaría el gran locutor. Publiqué sus memorias en la revista Semana. Siendo Joaquín persona noble, comprensiva, tolerante no tuvo más remedio que separarse de Anne McKiernan, aunque a la hora de solicitar el divorcio ella se negó múltiples veces, alegando su fé católica.

En ese trance, él, que era simpático, parecía avinagrado muchos días por sus avatares matrimoniales. En un viaje aéreo conoció a la azafata danesa Marianne Sandberg. Se enamoraron. Tuvieron que sortear no pocas dificultades. Los padres de Marianne no estaban conformes con aquella relaciópn: Joaquín, separado, padre de dos hijas, veintitrés años mayor… Recurrieron a toda clase de soluciones para verse. Los dos primeros hijos que tuvieron (Joaquín, el primogénito y hoy popular presentador) nacieron en suelo danés por las implicaciones que hubiera pasado Ximo en España. Sus abogados pleitearon hasta conseguir en 1984 el divorcio de su esposa irlandesa. Entonces, el bueno de Joaquín pudo casarse con la encantadora Marianne. Tendrían en total cuatro retoños.

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Marianne, la viuda de Joaquín | Gtres

Fue Joaquín Prat senior todo un caballero. Simpático, sencillo, de buen humor, entrañable para sus amigos y conocidos. Si en la radio logró éxitos como Radio Madrid madrugada, su paso por televisión resultó inolvidable: Un millón para el mejor, Galas del sábado, junto a Laura Valenzuela… y El precio justo. Desde 1988 hasta 1993, Ximo hizo popular una divertida frase que salió de él: "¡A jugaaaaar!", acompañada de un movimiento de su brazo derecho, deslizándolo en el aire.

Un día de 1995, mientras grababa el concurso ¿Cómo lo véis?, en los estudios de Prado del Rey en Televisión Española, se sintió de repente indispuesto. En el hospital diagnosticaron que había sufrido un infarto de miocardio. Pasó dos meses en coma hasta su muerte, el 3 de junio. Millones de telespectadores seguro que lloraron en sus casas la desaparición del extraordinario, querido presentador, al que muchos no hemos olvidado. Su hijo Joaquín me trae viejos recuerdos en mi memoria cada vez que lo contemplo con soltura actuar ante las cámaras. Es buen comunicador. No voy a compararlos. Pero su padre…, su padre tenía un halo especial y se marchó de este mundo cuando sólo contaba sesenta y ocho años.

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