Kevin Costner está considerado el actor y productor que dio un giro importante al tradicional género cinematográfico del "western". Hace ahora poco más de treinta años del estreno de Bailando con lobos, filme que marcó ese cambio. No ha perdido el galán californiano, a sus sesenta y seis años, el interés por ese tipo de cine, sin ir más lejos semanas atrás se acaba de estrenar Uno de nosotros. Tipo de apariencia distante, es padre de siete hijos, fruto de sus dos matrimonios. Que llegó al cine de una manera ocasional gracias al consejo que le dio Richard Burton. Y que estuvo a punto de que Diana Spencer, la princesa divorciada de Carlos de Inglaterra, debutara a su lado en la pantalla.
Las vocaciones profesionales sufren muchas veces inesperados caminos. Le ocurrió a Kevin Costner, un joven atlético, buen deportista, que se ejercitaba en el béisbol, el fútbol americano, baloncesto, piragüismo… Se licenció en Ciencias Empresariales y todo le hacía pensar que su vida transcurriría en una oficina. En un viaje aéreo cambió impresiones con su compañero de asiento, que resultó ser nada menos que Richard Burton. Curioso, Kevin se interesó por los avatares de un actor como el galés. La conversación fue creciendo en interés por parte de Costner, quien preguntó a Burton qué debía hacer en el supuesto de que abandonara su actual trabajo para dedicarse a la interpretación. Y con la veteranía que ya era patrimonio del protagonista de tantas películas y obras teatrales clásicas, le respondió: "Haga lo que le dicte su deseo". Y Kevin, meditando esa simple frase que a nada les comprometía a ninguno de los dos, dio las gracias a Richard de modo efusivo. En Los Ángeles, su ciudad, no dejó de pensar en su futuro una vez que se despidió de la empresa en la que se ganaba un sueldo fijo todos los meses.
La vida en adelante, en su aspiración a ser actor, no le iba a ser fácil en aquel Hollywood, si no ya dorado, al menos aún con la leyenda de ser todavía la Meca del cine. Muchos jóvenes lo intentaban, pero casi todos acabaron por ser camareros. Kevin Costner fue camionero, guía turístico por los alrededores de Bel-Air, donde vivían las grandes glorias del cinema en sus espectaculares mansiones, y también ocasionalmente pescador. Ganaba en esos eventuales oficios alrededor de veinticinco dólares la hora; suficiente para comer y dormir en algún modesto motel. Hasta que en 1974 pudo ya introducirse en el siempre complicado y difícil mundo del cine.
Su salto a la fama le llegó con la antes citada película Bailando con lobos. No se equivocó al rechazar otra que le ofrecieron, La caza del octubre rojo. Y aquel renovado "western", además de protagonizarlo, lo dirigió: la primera vez que se colocaba detrás de una cámara. Difícil reto pues tuvieron que contar con varios lobos, supuestamente amaestrados, hasta donde un animal salvaje puede serlo. Se preocupó más, según propia confesión, de sus problemas como realizador que de su papel de actor.
La crítica fue favorable. El cine americano del Oeste cobraba otras ínfulas, después de varias décadas con iguales planteamientos. Un tipo del cine que había dado para la historia a genios como John Ford y su legendaria película La diligencia. Y a héroes casi eternos interpretados por un indomable John Wayne. Aquellas películas llenaron miles de horas de ocio para toda clase de públicos en cines de barrio con programación doble. Niños que, de varias generaciones, quedaban absortos con aquellas cabalgadas por tierras inhóspitas persiguiendo a inocentes indios, que eran "los malos" para la industria de Hollywood, aunque en ocasiones fuera tergiversando la verdadera historia.
La filmografía de Kevin Costner es muy selecta: Silverado, No hay salida, Los intocables de Elliot Ness, J.F.K, El guardaespaldas… En esta última cinta no se separaba ni un metro de Whitney Houston, que era en el argumento la primera dama de los Estados Unidos. Una actriz-cantante de color, como se recuerda. Mas ese papel estuvo pensado en un primer momento para Lady Di. Entonces víctima de un enrevesado matrimonio con el príncipe heredero de la Corona británica, que le puso descaradamente los cuernos. Ya divorciada, Kevin departió con los productores de El guardaespaldas, que iniciaron los primeros contactos para contratarla. ¡El debut como futura estrella de cine de una princesa real! Un chollo para cuantos iban a participar en aquella película. Y cuando todo parecía estar a punto en Hollywood sucedió la muerte trágica de Diana, una noche de agosto en París.
No ha sido Kevin Costner galán de presencia habitual en las páginas de las revistas rosas. Poco se sabe de su vida íntima: que en 1978 se casó con Cindy Silva, y le dio cuatro hijos. Duraron juntos hasta 1994. Pasó Kevin soltero un decenio hasta que conoció a la modelo Christine Baumgartner, con quien contrajo segundos esponsales en 2004 y continúa siendo su querida esposa, madre de tres retoños. No se conocen otros idilios del conocido actor.
Uno de sus más recientes éxitos, pero en televisión, ha sido la serie Yellowstone, que en España pudo verse mediado el pasado mes de enero en abierto a través de la cadena Paramount Network, donde recurrió nuevamente a su ámbito argumental preferido: el del "western", a su modo y manera, como siempre. Y a finales de mayo llegó a nuestras pantallas Uno de nosotros, donde encarna a un sheriff jubilado, mutilado de un brazo, circunstancia que al actor le supuso durante el rodaje momentos de dolor y molestias. Un personaje que, en busca de su nieto y en compañía de su esposa recorre todo el Oeste americano. Es el paisaje donde Costner se ha encontrado siempre más a gusto.
Al margen del cine, a Kevin le gusta mucho la música, no en vano las películas del Oeste suelen tener bandas sonoras con buenos resultados, donde se escuchan piezas folk o del género "country". Él mismo llegó a grabar cuatro discos con una banda, a la que bautizó como "Kevin Costner & Modern West". En los negocios, conocemos uno: preside una empresa de centrifugadoras para separar el petróleo del agua. Y poco más sabemos sobre este hombre que dice sentirse muy a gusto cuando interviene en películas y series de televisión al aire libre y rodeado de animales, frecuentemente caballos y alguna vez, como aquella, con lobos.