Menú

Las conquistas de Belmondo, que dejó a Ursula Andress en la cama (y lo que pasó después)

Belmondo siempre aportó cierto humor para diferenciarse de su amigo y rival, Alain Delon.

Belmondo siempre aportó cierto humor para diferenciarse de su amigo y rival, Alain Delon.
Belmondo y Jacqueline Bisset | Cordon Press

Con la muerte de Jean-Paul Belmondo el cine francés pierde a uno de sus más populares actores, que estrenó alrededor de noventa películas y cuarenta obras teatrales. Se especializó en un cine de aventuras, recreando personajes canallescos con la particularidad de que él aderezaba sus interpretaciones con un toque divertido. Y esa etiqueta de humor que le servía para diferenciarse de quien fue su amigo y rival, Alain Delon. No siendo guapo, encarnó papeles de galán. Lo fue también en su vida íntima. Se casó dos veces y tuvo un montón de romances con estrellas de primera fila.

Era hijo de un escultor de ascendencia italiana, al que conocí en su estudio de Ibiza. Lo visitaba de vez en cuando Úrsula Andress, y con ambos coincidí entonces, que pudo haber sido su nuera, pero Jean-Paul Belmondo "no se dejó cazar" por la bella rubia. En realidad, siempre prefirió ser soltero, salvo en dos ocasiones. Su popularidad en el cine la obtuvo primeramente con directores de "la nouvelle vague", como Jean-Luc Godard, François Truffaut y el especialista en cine negro Claude Chabrol. De su larga filmografía destacamos Borsalino (donde formó pareja con Delon), El hombre de Río, Dos mujeres, El clan de los marselleses, El profesional, Al final de la escapada, La sirena de Mississipi, Pierrot el loco… Resulta irónico que cuando quiso matricularse en la Academia de Arte Dramático de París, uno de los que lo examinaron se burló de Jean-Paul: "Con su físico, su cara, no llegará a nada".

La profecía de aquel profesor no se produjo. Respecto a su rostro, tenía huellas de su pasado como boxeador, cicatrices que no pudo nunca disimular. Su nariz estaba rota por los golpes recibidos en sus combates. Ello le ayudaba cuando tenía que interpretar a tipos duros del hampa marsellesa. Solía sonreír casi siempre en sus lances aventureros, lo que le granjeaba simpatías entre sus admiradores.

jean-seberg.jpg
Con Jean Seberg | Archivo

Su biografía sentimental tiene capítulos importantes junto a hermosas mujeres. Una de ellas, la actriz Sophie Marceau, lo definió muy bien: "Es un profesional del amor". A Jean Seberg la conquistó mientras rodaban Al final de la escapada. Lo mismo le sucedió con otras compañeras, entre las que se encuentran Sofía Loren, Gina Lollobrígida, Brigitte Bardot, Claudia Cardinale, Anna Karenina, Úrsula Andress, Catherine Deneuve, Annie Giradot, Emmanuelle Riva, Laura Antonelli... Con esta última estuvo ocho años conviviendo y cuando él la abandonó, la italiana sufrió una crisis depresiva, que la llevó a engordar compulsivamente. Estuvo a punto de suicidarse recordando a Jean-Paul.

Al margen de sus numerosos ligues e historias con amantes de la categoría que hemos apuntado, todas ellas de reconocido prestigio en el cine, Belmondo pasó por la vicaría cuando aún no era del todo popular. En 1952 se desposó con la bailarina Elodie Renée Constantine, manteniendo el vínculo hasta 1968. Ya la había engañado todo lo que pudo. Un segundo matrimonio se produjo en 2002 con la corista Natty Tardivel, que duró seis años. Con Renée tuvo tres hijos: Patrice (fallecida en 1993 en un incendio ocurrido en su vivienda), Florence y Paul. Este último fue durante unas temporadas, en la década de los 80, personaje habitual de la prensa rosa por su noviazgo con la princesa Estefanía de Mónaco. Almorcé con él un día en el restaurante Lucio y me pareció un chico serio, educado y agradable en la conversación. Muy distinto a su amigo Anthony Delon, que era un imbécil. Acerca de la cuarta descendiente de Belmondo, Stella, fruto de su segundo matrimonio, nació en el seno de una pareja que se pasó media vida a puñetazo limpio. Jean-Paul no aguantaba a Natty Tardivel, y acabaron divorciándose.

Ni qué decir tiene que el actor continuó su vida seductora. La mayoría de sus conquistas le reprochaban que eran víctimas de su desordenada vida. Así, por ejemplo, lo que le pasó una noche con Ursula Andress. Estaban en la cama en pleno refocile, cuando de pronto él se levantó, vistiéndose apresuradamente ante la perplejidad de la nórdica. Belmondo se fue a ver un combate de boxeo y cuando volvió ella no le franqueó la entrada del piso. Debió haber olvidado las llaves. Trepó como pudo hasta penetrar en su hogar. Úrsula le montó una bronca de escándalo. Con toda la razón del mundo.

Con una concursante de La isla de las tentaciones, versión francesa, Bárbara Gandolfi, le sucedió algo pintoresco. Y es que tras cuatro años viviendo juntos, Jean-Paul descubrió que su compañera lo había estafado, hurtándole doscientos mil euros. No lo dudó un instante el actor, mandándola a hacer gárgaras; generoso al mismo tiempo al no denunciarla.

belmondo-barbara-gondolfi.jpg
Belmondo y Bárbara cuando eran pareja | Gtres

Ya al final de sus años de vida donjuanesca se lió con la brasileña Carlos Sotto Mayor. A pesar de su nombre, nada sospechosa de femineidad. Poco a poco Belmondo se percató que ya su pasión amorosa se iba debilitando. En 2001 sufrió un derrame cerebral, que a punto estuvo de dejarlo incapacitado. No sucedió tal cosa y siguió rodando películas, la última, fechada en 2008, Un hombre y su perro.

Belmondo era motejado como Bebel. Siempre bronceado. Solía vestir con ropa deportiva, cuando no le era preciso lucir elegantes trajes o el esmoquin. Tuve el placer de conocerlo a lo largo de una comida en el restaurante del locutor de televisión Florencio Solchaga. Durante las dos horas que duró el encuentro apenas esbozó una de tantas sonrisas como nos regalaba en sus películas. Era la otra cara del mito. Desde luego muy correcto en todo momento. Con ese recuerdo me quedo, contemplando la fotografía en la que nos damos la mano, donde ya sí sonreía. Me pareció un buen tipo, que ahora nos ha dejado a los ochenta y ocho años. Ya llevaba unos cuantos últimamente con su salud quebrada. Nos hizo pasar buenos ratos con sus películas como a tantos admiradores de medio mundo. Una gloria francesa con vitola internacional.

En Chic

    0
    comentarios