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La deteriorada salud de Liza Minnelli cuando se cumplen 50 años de 'Cabaret'

Liza Minnelli vive sometida a un calvario de operaciones y adicciones, atada a una silla de ruedas.

Liza Minnelli vive sometida a un calvario de operaciones y adicciones, atada a una silla de ruedas.
Liza Minnelli | Cordon Press

Liza Minnelli lleva más de veinte años con una salud deteriorada, sometida a un calvario de operaciones, por no citar sus adicciones al alcohol y otras drogas. Vive ahora atada a una silla de ruedas, tal vez de por vida como ya le predijeron los médicos hace tiempo, y así se la vió en la reciente ceremonia de los Óscar, en su nonagenaria cuarta edición tan criticada por su poca calidad, cuando empujaba esa silla su buena amiga Lady Gaga. Pero no quiso perdérsela, tal vez presintiendo que no pueda asistir a las siguientes. Una mujer llena de entusiasmo y vitalidad que sufre mucho al ir perdiendo facultades físicas. Con una biografía cinematográfica y musical interesante, aclamada por su talento, acumuló cuatro divorcios, señal de que no llegaría a alcanzar la serenidad y equilibrio que buscaba. Acaso vino a ser desafortunada heredera de su madre, la legendaria Judy Garland, que tantas desdichas atravesó para morir tempranamente por su dependencia de las drogas.

Medio siglo se cumple del estreno de Cabaret, una de las comedias musicales más ambiciosas y aclamadas de la pantalla. Para Liza Minnelli fue su pasaporte a un éxito histórico. Y ganó un Óscar. Brilló como actriz y cantante. En esta última faceta hay que recordar la gira que hizo tiempo más tarde con Frank Sinatra y Sammy Davis Jr. Triunfó entonces con New York, New York, en una versión que se escucha todavía con deleite. En 1997 le extirparon unos pólipos de sus cuerdas vocales. Y a partir de ahí hubo de reducir su presencia en los escenarios.

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Liza en Cabaret | Cordon Press

La muerte de su madre en 1969, a causa de una sobredosis de barbitúricos, le supuso un duro golpe. En realidad, la infancia, adolescencia y juventud de Liza ya estuvo marcada por la ausencia paterna, desde que el director Vicente Minnelli se separó de Judy Garland. Y un espíritu sensible como era la única hija de ambos acusó tal ruptura. Y es que Judy, la siempre recordada estrella de El Mago de Oz, se aficionó pronto al alcohol. Y eso mismo le ocurriría a Liza, que se desintoxicó en la cínica Betty Ford.

No pretendemos escribir un exhaustivo parte médico mas al referirnos a su resquebrajada salud hemos siquiera sucintamente anotar su paso por hospitales y quirófanos. Durante su estancia en el Cleveland Clinic Florida los médicos que la atendieron le pronosticaron que podía padecer síntomas alarmantes de por vida para poder andar. En octubre de 2000 sufrió una encefalitis, inflamación del cerebro. Ello provoca convulsiones, trastornos de movimientos y el enfermo es sensible en esas circunstancias a la luz y al sonido. Para una artista, eso significaba pensar en la retirada. Mas Liza Minnelli, con su aparente fortaleza hizo caso omiso a esas indicaciones para que descansara y protagonizó el espectáculo musical Liza´s Back, el retorno ante el público después de una prolongada ausencia por lo antes contado. Grabó un disco con las canciones de ese evento y continuó sus actuaciones como si nada le hubiera ocurrido. Pero un poco más tarde hubo de someterse a una cirugía que reemplazaba su cadera y a otra de rótula en 2003. Y cuatro años después le reconstruyeron la mandíbula.

Las desgracias no acabarían para tan singular artista, ya que en 2013 tuvo la mala suerte de romperse las muñecas. Y en 2014 fue operada de la espalda por dos discos vertebrales aplastados.En ese devenir hospitalario la intervinieron también en dos ocasiones cuando le detectaron un cáncer de mama.

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Con Lady Gaga en los Oscar | Archivo

Había pisado en 2012 por última vez un escenario. Y su verdadera despedida artística acaeció al aparecer en el capítulo 15 en la cuarta temporada de la serie televisiva Arrested Development. Era ya evidente que su cuerpo no le obedecía, que estaba muy enferma; al menos, le era ya imposible actuar. Desde entonces, aislada en casa, ha dejado pasar el tiempo, más o menos aceptando lo inevitable, el adiós a la profesión que tanto quiso.

Imaginamos que habrá tenido mucho tiempo para ir recordando muchos pasajes de su vida. Los amorosos, por supuesto. Sus romances con el director italo-italiano Martin Scorsese, el bailarín ruso Mijail Barysnikov, el actor cómico británico Peter Sellers, su amigo de la infancia Desi Arnaz Jr. Y, cómo no, sus cuatro maridos. El primero Peter Allen, con quien se casó en 1967 para separarse en 1974 y luego enterarse que él murió de Sida. El segundo esposo fue Haley Jr., productor y director de cine, que le duró un quinquenio, entre 1974 y 1979. Se emparejó después con el escultor Mark Gero nada más divorciarse, y con él convivió hasta 1992. Un decenio después matrimonió con el promotor de conciertos David Guest, y en 2007 se dijeron adiós. No se le conocieron después más amores relevantes.

A Madrid y Barcelona vino a cantar en algunas ocasiones. La recuerdo un mediodía del otoño de 1989, cuando nos dijo: "La crisis que tuve por la bebida ya pasó por mi vida de forma fulminante, he participado en campañas para luchar contra el alcoholismo y el Sida. No sólo mi madre y yo, asimismo mi hermana, Lorna Luft ha tenido problemas con las drogas".

Liza Minnelli quiso ser madre y no lo consiguió. Tuvo dos abortos. No he podido aclarar si llegó a adoptar un hijo como estaba de acuerdo uno de sus maridos. Ella, se autodefinió así: "No he dejado nunca de ser niña".

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