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La inesperada reacción de Ana Obregón cuando Lequio le pidio matrimonio

Ana Obregón nunca quiso casarse con Lequio, y de hecho se echó a reír cuando se lo pidió.

Ana Obregón nunca quiso casarse con Lequio, y de hecho se echó a reír cuando se lo pidió.
Álex Lequio con sus padres Ana Obregón y Alessandro Lequio. | Gtres

Todos los veranos Ana Obregón posaba para los reporteros enviados especiales a Palma de Mallorca, con un espectacular biquini, donde ella disfrutaba de sus vacaciones en el chalé de su familia. Era ya un cita prevista, que no siguió haciendo por razones varias: la pandemia de tiempo atrás y ahora su situación de madre-abuela. Pero ha vuelto a la isla, abrazando a su hija Ana Sandra, con la que ha estado disfrutando mucho.

De resultas de la llegada de su bebé al mundo, su ex Alessandro Lecquio, sigue negándose a conocer a la pequeña. Pienso que algún día lo hará. Y no será difícil prever que con una exclusiva de por medio. Ana Obregón espera ese mágico momento en el que aparezca con la niña en brazos y al lado del falso conde italiano.

Después del último programa de Mask Singer en el que tomó parte, de momento Ana Obregón sopesa sus próximos proyectos artísticos, aunque por el momento su prioridad sigue siendo estar al cuidado de Ana Sandra. Es más que probable que en la próxima temporada televisiva, a partir de septiembre, aparezca la entrevista que Ana concedió al futbolista Joaquín. Sin embargo la que prometió a Bertín Orborne (En su casa o en la mía), quedó en el aire, suspendida.

Ana Obregón, como decíamos, no ha cesado de dirigirse a su ex, Alessandro Lequio, "Dado" en la intimidad, para que conozca a su hija-nieta. Se niega él. Y en un caso así, es fácil de adivinar con qué razonamientos. La verdad es que la vida de la pareja siempre estuvo llena de problemas, por muchos momentos felices que tuvieran, en particular cuando en marzo de 1992, Ana fue madre de Aless, a sus treinta y siete años.

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Imagen de la pareja con Aless | Instagram

Siempre se ha dicho que se conocieron en Madrid, en una fiesta. Y no es cierto. Ella misma ha contado que el primero de sus encuentros acaeció en Roma, cuando ella se encontraba rodando una película con Peter Fonda. Y, ¡ajústense los cinturones!", quien los presentó fue precisamente Antonia Dell´Atte, la esposa de Lequio. Cuatro años después se reencontraron en un evento de la firma Chanel, en la plaza de toros de Las Ventas. Al verla, espléndida con un ajustado modelo de Versace, Alessandro desplegó todas sus artes seductoras cuando la saludó, recordándole aquella primera vez que se vieron en la Ciudad Eterna.

La casualidad, o quién sabe si otra cosa, los reunió días después en casa de un amigo común que daba una cena a un grupo de gente guapa. Que terminó la velada en la discoteca "Pachá" de mi amigo Pedro Trapote. Dado trató de conquistarla. Al contraatacar Ana recordándole que era un hombre casado, él retrucó: "Me estoy separando".

Transcurría el año 1991. Cenaron en diversas ocasiones. Pasaron un inolvidable fin de semana en el chalé palmesano de la familia de ella. Alessandro, la sorprendió llamando por teléfono a su todavía esposa: "Antonia, estoy enamorado de Ana". Y a partir de entonces, actriz y falso conde se enrollaron. Los reporteros de las revistas del corazón pronto los "cazaron" con sus cámaras de potentes teleobjetivos. Ana los engañaba algunas veces, con la colaboración de una de sus hermanas, a la que colocaba una llamativa peluca rubia, haciéndose pasar por ella.

Disfrutaron de muchísimas horas felices, aunque poco a poco Ana fue dándose cuenta de cómo era realmente "Dado": posesivo y celoso. Y es que el italiano pensaba que le ponía los cuernos. La seguía montado en una "Vespa". Y cuantos guiones de futuras películas llegaban a la casa de ella para ser contratada, Alessandro se deshacía de ellos. No quería que hiciera más películas. Compartían un apartamento en la zona de El Viso. Que luego, al nacer el niño, se les hizo pequeño y se trasladaron al que ella tenía en las afueras de Madrid, en la zona residencial de La Moraleja.

Creyó que iba a tener gemelos, pero su ginecólogo la sacó pronto de dudas. Aless proporcionó a la pareja muchas alegrías. Entre tanto el padre de la criatura poco a poco comenzó a frecuentar la íntima amistad con una azafata llamada Silvia. Ana se enteró a través de una amiga. Su decepción fue tremenda, como puede suponerse.

Ana, mujer de armas tomar, concluyó su relación con el falso conde, dejándolo en la calle, desde luego con todas sus maletas. Cambió la cerradura del chalé. Y "Dado" pasó a ser una aventura del pasado, poco más o menos, aunque mucho lo hubiera querido.

Cuando Aless cumplió doce años, el padre del infortunado jovencito, tuvo la jeta de pedirle a Ana que se casaran. Y a ella, le entró una risa floja… amarga, y le hizo comprender que hay trenes que pasan por nuestra vida únicamente una vez. A todo esto, Ana Obregón continúa soltera.

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